“No pierdas la esperanza, cuando brillas con naturalidad, tarde o temprano se acerca la persona correcta atraída por tu verdadera esencia.”

En un mundo en el que lo superficial y fugaz no deja espacio para lo profundo y verdadero, la mujer de esta época se desgarra en el intento por unir la creencia que aún tiene de lo que debe ser una mujer y lo que estos tiempos le exigen que sea. Carga con el complejo de decepción por no haber sido lo que su madre esperaba que fuera y la compulsión inconsciente por ser la que su padre idealizaba como la mujer perfecta. La mujer vive y respira a través de sus emociones, siente el Amor en cada una de sus fibras, cuando lo tiene, cuando lo pierde y cuando lo anhela. Es imposible explicar o conocer a una mujer si no es a través de sus emociones. Lo mismo si es de esencia alegre y efervescente, que si es apacible y reflexiva. La mujer es como el tsunami, lo que siente más fuerte lo lleva por dentro y no siempre aflora a la superficie. Sea por dentro o por fuera, el sentimiento que más la conmueve y lleva a romper sus propios límites es el Amor y sus derivados. Por Amor, la mujer es capaz de sublimarse o rebajarse, de sacrificarse o darse en plenitud. Pero ese mismo Amor que la hace vibrar y elevarse del suelo, se desdibuja en su perspectiva. Mientras el mito del príncipe azul se desvanece a pasos de gigante, el borrador del hombre ideal todavía no es lo suficiente nítido para ser percibido y procurado en sus relaciones sentimentales. Sabe que quiere algo distinto, lo que no sabe es qué es lo que quiere. La mujer actual intuye, cree, siente que el Amor no es por el lado del “fueron felices por siempre”, pero no tiene claro por dónde es el actual “fueron felices trabajando juntos en una relación madura de Amor verdadero” y si la mujer no lo tiene claro, el hombre menos.

A través de mis diferentes redes sociales, muchas de mis 5 lectoras mujeres se acercaron para preguntarme acerca de la columna pasada “Cita a ciegas”, quieren saber en dónde están esos hombres buenos de los que hablo, cómo pueden identificarlos y conocerlos. Pero hasta ahí, ninguna añade “y para amarlos”. ¿Y porqué no lo dicen? Porque varias de esas mujeres están decepcionadas de los varones o de las relaciones de pareja, tanto que ahora son como Santo Tomás, hasta no ver, no creer. Han pasado por experiencias malas, fuertes, desastrosas y lo que le sigue, por eso no es de sorprender que no salgan al encuentro del Amor cuando se presenta una oportunidad de tenerlo, sino que como los felinos, se quedan a una distancia prudente observando el panorama antes de emprender cualquier acción.

El dolor y la tristeza nos hacen crear protecciones para que lo que una vez nos hizo daño, no pueda hacerlo de nuevo. Es entendible su recelo y decepción, con cada mala experiencia sus murallas se han elevado más y más alto a su alrededor. Ante más fracasos en el Amor, mayores defensas, ante más dolor, mayor desconfianza. A pesar de esas defensas, aunque no lo expresen, en su interior quieren volver a amar, quieren toparse con un buen hombre que sea merecedor de esa inmensidad de Amor que llevan por dentro y que ni la peor experiencia ha podido neutralizar su capacidad para entregarse al Amor.

Una de las preguntas que me dirigieron en repetidas ocasiones es “¿cómo estás tan seguro de que existen los hombres buenos?”, seguida de comentarios como: “quizá haya uno o dos por ahí, pero son escasos o tienen pareja”. Y es que para donde miren a su rededor, en las redes sociales, en la vida de la amiga o la vecina, los hombres buenos parecen haberse escondido y dejado en su lugar puros machos, misóginos, mujeriegos o en el mejor de los casos, inmaduros emocionalmente, lo mismo adultos jóvenes que de 40 y 50 años. Esos hombres ven a la mujer actual como un objeto creado solo para satisfacer sus necesidades, una bomba emocional que en cualquier momento puede explotar, una feminista radical que da más muestras de odiar a los hombres que de deseos de convivir en armonía, una mujer dependiente que necesita la fórmula marido-hijos-casa-carro-perro, una interesada que aprecia lo material y mira al hombre como un cajero automático de banco o finalmente, una empoderada que antepone el éxito profesional a su vida sentimental y el proyecto de vida en pareja. Ante ese panorama y desde la óptica masculina, tampoco es de sorprender que el hombre bueno esté escondido, agazapado en algún lugar tan temeroso de salir, como la mujer de volver a amar. Por lo que es difícil identificarlos detrás de la máscara que se han puesto para protegerse de la mujer actual. Porque el hombre de esta época es desconfiado, se siente usado, minimizado, comparado, desplazado y teme no ser suficiente para ninguna mujer y para no sentirse así, elige verla como un objeto o un ente raro al que entre menos se entregue, menos probable es que le pase por encima, lo doblegue, lo debilite y lo haga como le de la gana. En ese juego de las escondidas están ambos géneros en la actualidad, donde la mujer esconde el corazón y el hombre se esconde de ella.

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Lo que nos lleva a la cuestión de qué características tienen en común los hombres buenos, cómo identificar el modelo de un hombre que sabe cómo amar a una mujer actual, cuáles son las cualidades que debe poseer para acompañar, apoyar, impulsar, hacer sentir bien, enamorar y amar a una mujer de esta época. Con esas dos ideas en mente: dónde están y cómo son los hombres buenos, llevé a cabo un estudio que ayudara a delinear las cualidades y características de los hombres buenos, de aquellos que ya están al lado de una mujer y qué las llevó a ellas a tomar la decisión que querían una relación seria con ese hombre.

Los resultados de este estudio fueron por demás impresionantes y apabullantes, no solo por la calidad y derroche de descripciones que se recibieron en las respuestas, sino por la cantidad de mujeres que participaron en el estudio para dar fe que a su lado había un hombre bueno que las hacía sentirse amadas, seguras y felices. Debido a su extensión e importancia, dicho estudio y su análisis los daré a conocer más adelante a través de mis redes. Sigue este tema de cerca, aún hay más por descubrir.

Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y terapeuta de pareja.

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7 respuestas a «El juego de las escondidas»

  1. Siiiiiiiiiii donde esta ese hombre, también quiero uno de esos,que me haga sentir AMADA,SEGURA ….. teniendo tanto amor para dar en tantos intentos fallidos aun sigo en pie firme anhelando tener ese gran ser al que pueda brindar todo este amor,respeto, lealtad etc….. aun queda vida como dices ha de estar por allí tambien esperando por mi…. aquí estaré lista para vivirlo ,disfrutarlo al máximo cuando llegue…

  2. […] El juego de las escondidas […]

  3. Avatar de Ana luz Ortega González
    Ana luz Ortega González

    Wow, nunca te había leído y ahora ya hasta quiero ese libro que veo abajo, pronto lo comprare. Me gustó mucho, describiste perfectamente nuestras realidades y me sentí completamente identificada, y ahora con la esperanza de que en algún lugar, en algún momento, voy a coincidir con alguien que quiera compartir corazones y realidades por igual. Gracias por compartir

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