
“Qué fácil es juzgar a la soledad, como si abrazarla te volviera más sabio o más fuerte.”
Preámbulo.
La virtud más sobresaliente de iniciar mis columnas con un preámbulo es la ayuda que me brinda en la preparación para abordar el tema a compartir y a ustedes les auxilia a determinar si continúan leyendo o cierran mi blog. Adoro esta etapa temprana de cada una de mis columnas porque es el espacio donde mis ideas van tomando forma para llegar a ustedes, mis queridos 5 lectores, en la mejor forma posible y en el tono de respeto al que están acostumbrados. Podrán no estar de acuerdo con lo que expreso o sentirse totalmente en la misma sintonía de mis ideas; cualquiera que sea su caso, los invito a dejar un comentario al final de esta columna. Es un enorme placer leer sus puntos de vista y darles una respuesta puntual y personal. También los conmino a compartir mis columnas por el medio que gusten, sea invitando a sus amigos a dar un “Me gusta” en Facebook, compartiendo la publicación o por medio de un RT o una mención personalizada en Twitter. Toda ayuda a propagar el mensaje de mis columnas es bienvenida e infinitamente agradecida.
Mi primer encuentro serio con la tragedia ligada a los amores virtuales fue a mi llegada a una red de amigos. El mismo día de mi arribo, un hombre se despedía de ese lugar a causa del truene de su relación con una mujer también de ese mismo espacio. Semanas después me enteré que aquel buen hombre estaba sumido en una terrible depresión que lo tenía al borde del suicidio. El cuadro lo completaban su edad de 58 años y su estado civil, era viudo; un solitario como muchos de los que andamos en las redes sociales.

La semana pasada Natalia Seña Bernier, una joven colombiana de 15 años, estudiante de bachillerato, apareció muerta en un hotel de Bogotá junto a un hombre de 21 años, posteriormente identificado como Fernán Vejollín. La joven había salido de su casa diciendo que iba a encontrarse con su mejor amiga, pero cuando no apareció su familia descubrió que realmente se había citado con un hombre a través de Facebook. Lo había conocido por la red y aparentemente se había visto con él en al menos una oportunidad, antes del día de su desaparición. Mientras la familia de Natalia seguía buscándola y ponía la denuncia de su desaparición ante la policía, su cuerpo fue encontrado en estado de descomposición en la habitación del hotel donde se presume que Natalia había acudido a la cita con la intención de impedir el suicidio de Fernán. Según los familiares de la muchacha, al entrar a la cuenta de Facebook de ella habían encontrado una conversación con Vejollin en la que éste mostraba “conductas satánicas y suicidas”.
Para quienes apenas inician su recorrido en el mundo virtual o su contacto ha sido realmente leve o superficial, estas historias les sonarán exageradas o de leyenda urbana. No faltará tampoco el que tome asiento en la colina de la superioridad moral y juzgue a los personajes de estas historias como inocentes o tontos. Creo que están en todo su derecho de opinar y pensar lo que sus parámetros socio-culturales les induzcan, aunque considero que solo aquellos que han vivido y sentido el mundo virtual de cerca pueden entender la naturaleza del Amor y la amistad virtual, así como ese vínculo de confianza que se crea entre dos personas que se conocen y reconocen por este medio. Para el resto del mundo, el Amor virtual es una reverenda estupidez, mismo al que juzgan y del que hablan sin más conocimiento de causa que su prejuicio.

Mujeriegos del teclado, Femme fatales y otras alimañas virtuales.
El hombre promedio puede tener entre 50 y 70 mujeres a su alrededor, es decir en su red directa de contacto: entre familiares, amigas, compañeras de trabajo o conocidas. En ese subconjunto clasificará como atractivas, consciente o inconscientemente, a unas 10 o 12 mujeres y de ésta pequeña muestra es posible que solo estén disponibles romántica o sexualmente hablando, ya sea en una u otra forma, solamente de 2 a 3 mujeres, las cuales no necesariamente lo verán a él con los mismos ojos. El hombre por su naturaleza animal es polígamo o como se le estigmatiza socialmente: infiel. Aquellos que no lo son, no es por falta de oportunidad o el secreto deseo de acostarse con una mujer distinta a su pareja, sino que en la mayoría de los casos son fieles por compromiso, convicción o temor, en muy pocas situaciones por Amor. Ahora imagínense a un hombre que de pronto cuenta virtualmente con mil mujeres a su alrededor. Proporcionalmente hablando, sus parámetros de selección se ven incrementados, ahora tiene más de donde escoger. Si fuera un león en la sábana, tendría 1000 hembras para cortejar en la temporada de celo, así como para pelearse por ellas con otros machos de la manada.
Allá afuera, en lo que conocemos como el mundo real, la apariencia es un gran factor en cuestión de atracción física. Sin embargo, en el mundo virtual la apariencia no lo es todo o por lo menos no es un factor preponderante en el que las mujeres puedan confiar o sentirse inclinadas a tomar en cuenta. En cualquier red social es fácil utilizar como avatar la foto de un modelo o actor, incluso usar solamente una parte del rostro para darle un toque de misterio al perfil virtual, como es la barba, los ojos o el mentón. En un mundo de ciegos, de esencias y no de formas, como es el mundo virtual, el tuerto no es el rey, sino aquel que es capaz de “mostrarse” más atractivo e interesante sin más recursos que las letras. Así es, en el mundo virtual, aquellos que escriben más bonito son los que tienen más sex appeal, los que congregan a su rededor con solo el poder de sus letras a más y más mujeres conforme tienen más exposición e influencia en el medio que han elegido para desenvolverse; podemos hablar de Twitter, de Facebook o de los grupos de amistades que estuvieron en boga antes de los gigantes sociales de estos tiempos.
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Siguiendo la línea de pensamiento planteado anteriormente, encontraremos que tanto hombres como mujeres aumentan exponencialmente su red de contacto en el mundo virtual conforme logran mayor penetración e impacto en el submundo en el que se mueven. Los hombres logran incrementar su atractivo a través de las letras y las mujeres, típicamente, lo hacen a través de la piel, propia o prestada (hay que recordar los avatares) y en segundo término con lo que expresan; lo siento si suena machista, pero es la realidad vista desde los ojos de un hombre. En este rubro, el mundo virtual sigue siendo muy parecido al mundo real, las caras femeninas más bonitas o los cuerpos mas esculturales son los que tienen más especímenes masculinos a sus pies, virtualmente hablando. No importa cómo escriba una mujer sino cuánto o qué enseñe, ahí verán, al montón de machos calientes persiguiendo el aroma virtual de una mujer que sabe enervarlos con el poder de sus atractivos físicos.

Dentro de la fauna humana que representa el mundo virtual, sobresalen dos subespecies: Los Mujeriegos del teclado y las “femme fatale” virtuales. Los primeros son hombres que han conseguido sobresalir sobre el resto, son machos alfa que demuestran su fuerza y marcan territorio a través de sus palabras, creando un círculo de amistades y contactos al que bien podría llamársele su manada. Este curioso espécimen puede darse el lujo de escoger entre lo mejor de las mujeres a su alcance y no conformarse con una sola pareja, sino mantener amores virtuales con más de una. ¿Recuerdan al hombre promedio? Imagínenselo con el poder de las palabras de un mujeriego del teclado, jamás volverá a sentirse solitario, ni carecerá de afectos románticos. Las segundas, las “femme fatale” virtuales, son mujeres que han consolidado una fuerte e interesante personalidad apoyada en su apariencia física y su habilidad de comunicación escrita; no es suficiente ser bonita, hay que demostrar también que es una mujer interesante y atractiva por dentro. Son fáciles de reconocer, las siguen cientos o miles de hombres que diariamente les rinden tributo a través de comentarios y menciones a todo lo que publican. Son abejas reinas, con su séquito bien definido al que conceden atención especial.

Al margen de esto, el mundo virtual es un mundo de corazones solitarios, de soledades temporales o crónicas. Habitado por mortales comunes y corrientes, los que no son o no se consideran atractivos ni dentro ni fuera del mundo virtual, los que han tenido mala suerte con el sexo opuesto, los que acumulan una larga temporada sin Amor en sus vidas, los que tienen pareja pero se sienten igual de solos como si no la tuvieran, los casados consuetudinarios, los fracasados, los abandonados, los divorciados, los viudos, los feos, los viejos, los pobres y todos aquellos que repentinamente encuentran en el mundo virtual una válvula de escape, un mundo de fantasía y ensueño en donde se puede jugar a ser quien se quiera ser, con tan solo el recurso de buscar un sobrenombre de batalla que sustituye a su verdadero nombre y desplaza su yo real, así como la selección de un avatar que represente su esencia, su “verdadero yo”o sus aspiraciones secretas. Ahora ya no es María López, sino “Poetisa escarlata”, “Luna Dorada”, “Caballero azul”, “Oscuro Pecado”, etcétera. La variedad de sobrenombres es infinita, el username se vuelve una segunda identidad, una credencial que avala su nacimiento y presencia en el mundo virtual. Seres virtuales, esencias etéreas, un conjunto de características internas que configuran y dan forma a una personalidad. Está el que es romántico y le escribe al Amor y a su enamorada eterna: la mujer, se le suman el combativo y el idealista, ambos usan el medio virtual como tribuna para expresar sus ideas o armar sus pequeñas y privadas guerras contra el sistema o la noticia del día, detrás de ellos están todos los roles que se puedan imaginar de hombres y mujeres, ametralladoras de palabras, seguidores de uno u otra práctica o filosofía, veganos, amas de casa, estudiantes, ejecutivas, empleados, obreros, jefes, subjefes, etcétera. Todos con algo en común: un corazón y un alma. Los mismos que no pueden quitarse para entrar al mundo virtual, los mismos que son responsables de todas sus emociones, sus virtudes y los depositarios de sus más secretos anhelos.

Pocos llegan al mundo virtual con la ilusión de encontrar el Amor, por eso es más violento el encontronazo con la repentina oportunidad de sentirse amados y valorados por alguien más. No todos los mujeriegos virtuales son extrovertidos, hay una subespecie aún más peligrosa por discreta y metódica: los mujeriegos seriales, aquellos individuos que no son la estrella de la manada, sin embargo, han aprendido el arte de conquistar mujeres a través de la expresión escrita. Esas alimañas son las más dañinas, porque se esconden en las sombras, son las responsables de las leyendas urbanas sobre el mundo virtual. Su peligrosidad reside en que eligen cuidadosamente a su victima, escogen a aquellos que son sensibles al encanto de su personalidad virtual, personas inocentes y confiadas como Natalia y el quijote suicida que mencioné en el preámbulo, como la amiga de fulanito que tuvo una relación virtual que acabó con su matrimonio, o el primo del hermano del cuñado de mi jefe que vendió hasta la camisa para mandarle dinero a su novia virtual que padecía una terrible enfermedad que demandaba tratamientos y medicinas costosas. Los mujeriegos seriales van de mujer en mujer destrozando corazones, arruinando vidas, malhiriendo esperanzas. Mientras que su contraparte, la femme fatale, hace lo mismo entre los corazones masculinos. En el mundo virtual, no se conquista a una persona, sea hombre o mujer, con una frase apantalladora, ni con una foto mega sexy. A cualquiera se le llega por el camino de la convivencia y la confianza que se gana pulgada a pulgada cada día que el contacto se vuelve cada vez más cercano e íntimo. Primeramente, el mujeriego serial se gana el respeto, la confianza y la admiración de la mujer. Después, se dimensiona ante sus ojos como un ejemplar de caballerosidad o buenos sentimientos. Para cuando esto sucede, ya conoce los puntos fuertes y las debilidades de su victima. Sabe de una manera casi instintiva cómo llegar a su corazón y lo hace. La conquista se ha consumado, no necesitó de una foto, de un nombre ni de ningún dato que diera voz y forma a su identidad en el mundo real, solo usó un avatar, un sobrenombre y una personalidad virtual construida a base del contacto diario o constante.

“Qué fácil es juzgar a la soledad, como si abrazarla te volviera más sabio o más fuerte.”
En el mundo virtual, cualquiera que tenga una necesidad sin atender está propenso a caer en la trampa de encontrar a alguien que la satisfaga. Sea una necesidad sexual, emocional o existencial. La única manera de escapar es evitando la convivencia, alejándose de todo aquello o todo ser que inesperadamente les resulta interesante o atractivo. Para escapar de la tentación es necesario alejarse a paso veloz de ella, no voltear hacia atrás y por ningún motivo pensar en ella. Inserte aquí mi carcajada. Como si a los seres humanos se nos diera fácil alejarnos de aquello que nos resulta atractivo, sin importar si esto conlleva una alta dosis de peligro y riesgo de perder algo más que el tiempo, de exponer el corazón o en un caso extremo, perderlo todo, hasta la vida. Pero no todo es negativo, también existen los milagros, los aciertos del destino y la magia del universo. Así como hay cientos de historias que acabaron mal, las hay por miles de hombres y mujeres que han amado, han sido amados y que independientemente de si fue algo fugaz o con un final definitivo, por un tiempo… fueron inmensamente felices. La decisión es tuya, querido lector, las circunstancias particulares y detalladas solamente son conocidas por ti. Tú decides si tu objeto amoroso es alguien auténtico, un mujeriego del teclado o una femme fatale virtual.
Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y terapeuta de pareja.
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