¿Por qué siempre elijo a la persona equivocada?

La historia detrás de tus elecciones amorosas (que aún no has visto).

¿Te ha pasado esto?

Conoces a alguien, sientes mariposas en el estómago, la conversación fluye, las miradas también… y justo cuando pensabas que esta vez sí, que al fin era diferente, te das cuenta de que estás en el mismo guion de siempre.
Mismo conflicto. Mismo vacío. Mismo final.

Al principio hay química, risas, intensidad. Pero conforme pasan los días, las viejas heridas aparecen disfrazadas de nuevas personas.
Y tú te preguntas, entre cansancio y resignación:
¿Por qué siempre elijo mal? ¿Qué estoy haciendo para que me pase esto una y otra vez?


No es mala suerte: es tu historia hablándote

Desde la psicología sistémica, esto tiene sentido. No tiene nada que ver con “mala suerte”, ni con que “todos sean iguales”. Tiene que ver con los patrones inconscientes que nacen de tu historia familiar, de tu modelo afectivo, de lo que tuviste (o te faltó) cuando eras niño o niña.

“El amor no empieza en la pareja. Empieza en la infancia, cuando aprendimos cómo nos hacían sentir los que más nos importaban.”
— Enfoque sistémico

Tu mente adulta quiere estabilidad, reciprocidad, paz.
Pero si tus raíces emocionales están ancladas en la espera, el abandono o el esfuerzo constante por ser querido, terminarás eligiendo relaciones que repliquen eso. No porque te guste sufrir, sino porque es lo conocido.


Los disfraces del patrón: distintos rostros, misma sensación

A veces, el patrón no se repite de forma literal, sino emocional. Por eso, aunque las personas cambian, el fondo es el mismo. Estas son algunas formas en las que se presenta:

  • El salvador/a: Te atraen personas que “necesitan ser salvadas”. Tú das todo, esperas gratitud y amor… pero solo recibes desgaste.
  • El perseguidor/a: Buscas a alguien emocionalmente lejano. Te esfuerzas por que te elija, pero nunca basta. Y esa ansiedad se vuelve adicción.
  • El rebelde: Eliges a quien desafía lo que aprendiste en casa. No buscas amor, sino demostrar que no eres como tu familia… aunque terminas en relaciones igual de dañinas.
  • El niño/a herido/a: Si creciste con abandono, buscas quien te abandone. Si hubo agresión, repites agresión. Porque el dolor conocido se siente más seguro que un amor que no sabes manejar.

“Donde hay lealtades invisibles, hay elecciones que no entendemos.”
— Ivan Boszormenyi-Nagy


El caso de Mariana: cuando el corazón sigue una herida antigua

Mariana tiene 32 años y ha salido con varios hombres que, en el fondo, eran emocionalmente ausentes.
Luis fue el último. Encantador, inteligente… pero nunca tenía tiempo.
Cada vez que ella intentaba acercarse, él se alejaba. Mariana se esforzaba más. Justificaba, aguantaba, intentaba. Hasta que él le dijo: “No estoy listo para algo serio”.

En terapia, Mariana comprendió algo doloroso y liberador:
Luis era un reflejo de su padre.
Ese papá que trabajaba tanto y estaba tan poco. Ese amor que se ganaba con paciencia, esfuerzo y esperanza. Mariana no elegía mal porque quería sufrir. Elegía desde su herida no sanada. Desde esa parte de ella que seguía esperando ser elegida por quien siempre estaba ausente.


Cómo romper el ciclo (aunque al principio no sepas cómo)

No se trata solo de “tener más autoestima” o “elegir mejor”.
Se trata de revisar tu historia, tu vínculo contigo mismo, y tus ideas sobre el amor. Esto te puede ayudar a empezar:

✅ Reconoce tu patrón
Haz una lista de tus relaciones más importantes. ¿Qué tienen en común? ¿Qué te daban? ¿Qué te quitaban?

✅ Cuestiona tus creencias
¿Qué te dijeron sobre el amor cuando eras niño? ¿Qué aprendiste sobre tu valor en una relación?

✅ Detecta las banderas rojas sin justificar
No todo lo que duele es “profundo”. A veces es simplemente disfuncional.

✅ Trabaja en tu autoestima relacional
No se trata solo de “quererte más”, sino de reconocer lo que mereces y no tolerar lo que te rompe.

✅ Atrévete a cambiar el guion
Quizás el siguiente paso no sea sentir mariposas, sino sentir paz. Y eso también es amor.

“El amor sano no duele. Cuesta aprenderlo, pero nunca duele.”
— Frase en consulta

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Elegirte a ti también es amar

Nadie está condenado a repetir su historia. Pero nadie la rompe sin conciencia.
Sanar no es culpar a tus padres ni quedarte atorado en el pasado. Es darte permiso de ser más libre que tu historia.
Y para eso, la terapia es un camino poderoso.

En mi consulta, trabajo desde la psicología sistémica, que no solo pregunta “¿qué te pasa?”, sino “¿de dónde viene esto?” y “¿qué puedes hacer hoy para transformarlo?”.

Si algo de esto te resonó, si sentiste que estaba hablando contigo, es momento de que empieces a hablar contigo también.


Despedida

Gracias por tomarte el tiempo de leer hasta aquí.
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Y si quieres dejar de elegir a la persona equivocada… quizá es hora de empezar a elegirte a ti primeroHablemos en consulta privada.

Nos leemos pronto.

Germán

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