La gente te va a desilusionar todo el tiempo

Aprende por qué lo hacen (y cómo dejar de sufrirlo tanto).

Hay momentos en que uno se da cuenta de que no está peleado con la otra persona… sino con la idea que se hizo de ella. Nos frustramos no porque el otro sea malo, sino porque no cumplió lo que nosotros esperábamos. Esta es una reflexión personal que se volvió también parte de mi mirada como terapeuta. Y quizá te sirva como punto de partida para soltar lo que duele… y construir lo que de verdad sana.

Un día me dije, con brutal honestidad:

Tienes que dejar de “castigar” a las personas con tu ausencia —física o emocional— cada vez que te desilusionan, cada vez que no cumplen tus expectativas, cada vez que muestran sus defectos humanos.

Porque no es que te fallen… es que tú, consciente o inconscientemente, las colocas en un pedestal. Les asignas un rol, acumulas expectativas, esperas que se comporten como tú crees que deberían hacerlo. Pero la mayoría de las veces van a decepcionarte. ¿Por qué? Porque no son personajes de tu guion. Son personas. Con sus contradicciones, sus heridas, sus formas de amar (y de fallar).

Nadie puede vivir a la altura de una idealización constante.

Ojo: hay expectativas realistas y válidas —como el respeto, la reciprocidad o los acuerdos básicos—. Pero esas son tema de otra conversación.

ASÍ SE MIRAN LAS EXPECTATIVAS MÁS COMUNES (Y DESILUSIONES FRECUENTES)

  • En una relación que apenas empieza, puedes esperar que la otra persona tenga tu mismo nivel de interés o intensidad emocional. Que te escriba todos los días, que te extrañe como tú, que se proyecte a futuro al mismo ritmo. Pero no siempre es así. Y lo tomas como indiferencia, cuando quizá solo es otro ritmo o estilo afectivo.
  • En una relación ya consolidada, esperas que tu pareja adivine cómo te sientes sin que se lo digas. Que recuerde cada fecha, que tenga siempre gestos románticos, que entienda tus cambios de humor. Y cuando no lo hace, te frustras… sin darte cuenta de que nadie está diseñado para cumplir todo lo que tú consideras normal.
  • Con tus padres, puedes seguir esperando que te reconozcan, que se muestren orgullosos, que validen tus decisiones o que te pidan perdón por heridas del pasado. Y aunque eso sería sanador, a veces simplemente no va a suceder. Porque ellos tienen su propia historia y sus propias limitaciones emocionales.
  • En la amistad, a veces esperas que tu amiga esté siempre disponible, que te apoye como tú lo harías, que no cometa errores. Pero se equivoca, desaparece, te dice algo que te molesta… y sientes que te falló, cuando en realidad solo actuó como la persona imperfecta que es.

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Y ahí es donde uno tiene que parar, respirar… y preguntarse: ¿estoy reaccionando a lo que realmente pasó o a la idea que yo tenía de cómo debía actuar esta persona?

Por eso, en lugar de castigarlas con el silencio, con la frialdad o con la distancia emocional, aprendí a revisar mis propias expectativas… y soltar.

Aceptar a las personas tal como son —con sus luces y sus sombras— no significa tolerar cualquier cosa ni quedarte donde no hay respeto. Pero sí implica dejar de imponer sobre los demás el peso injusto de tus proyecciones.

Alguien muy sabio me dijo una vez una frase que me cambió la forma de relacionarme:

“Si usted tiene expectativas sobre una persona, ¡mátelas todas! Que no quede una en pie. Y después, disfrútela tal como es”.

Desde entonces, empecé a vivir mis vínculos de forma más auténtica. A valorar lo que cada persona sí me daba, sin aferrarme a lo que yo quería que fuera. Claro que a veces recaigo en viejos hábitos mentales… y ahí me repito: “Acábalas todas. Que no quede una expectativa en pie.”

Y respiro. Y suelto. Y me relaciono desde un lugar más libre y más real.

“Toda expectativa rígida, aunque parezca amor, es una forma de control encubierto.”

— Enfoque Sistémico

YA CASI NOS VAMOS

Gracias por leerme hasta aquí.

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Quizá alguien que quieres también necesita soltar sus expectativas… y empezar a vincularse desde lo real.

Germán

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6 respuestas a “La gente te va a desilusionar todo el tiempo”

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