¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales?

Migajas emocionales: por qué a veces aceptamos menos de lo que merecemos.

Hola, ¿cómo estás?

Gracias por volver a leerme. A veces siento que quienes estamos por aquí ya compartimos una complicidad silenciosa, como si nos conociéramos desde hace tiempo. Y eso me anima a escribirte con más sinceridad.

Hoy quiero hablarte de algo que probablemente has vivido o has visto cerca, aunque no supieras cómo nombrarlo: las migajas emocionales.

Sí, eso que se siente cuando alguien te da lo mínimo para que no te vayas… pero nunca lo suficiente como para que te sientas verdaderamente querido. Un mensaje cada tanto, una promesa que nunca se cumple, una presencia intermitente. Te mantienen ahí, en pausa, como quien no quiere perderte… pero tampoco quiere quedarse del todo.

Lo más difícil de esto no es solo lo que el otro hace, sino lo que nosotros aprendemos a aceptar. Porque a veces, lo que más duele no es la ausencia, sino la presencia incompleta.


¿De dónde vienen estas migajas?

Uno no se vuelve “migajero” de un día para otro. Y tampoco se queda en ese tipo de relaciones por casualidad. Detrás de estas dinámicas hay historias emocionales que no siempre hemos podido mirar con claridad.

Muchas personas que dan afecto en dosis pequeñas crecieron con un modelo de amor impredecible. Aprendieron que el cariño se gana, se mendiga, o que aparece y desaparece sin explicación. Otras crecieron con figuras tan controladoras que hoy cualquier forma de cercanía les genera incomodidad.

Y del otro lado —quienes aceptamos migajas— también hay patrones. Tal vez aprendiste que un poco es mejor que nada. Que con esfuerzo y paciencia podrías ganarte el amor completo de alguien. O quizás confundiste intensidad con amor, promesas con compromiso, o likes con presencia.

¿Te suena?

Como dijo Rollo May: «El amor no se mendiga. Se da o no se da. Y si se da a medias, no es amor, es estrategia.»


El caso Farid Dieck: migajas disfrazadas de relación

Hace poco se volvió viral el caso de Farid Dieck y Jessica Fernández. No lo traigo por el morbo, sino porque ilustra muy bien cómo podemos idealizar tanto a alguien que terminamos negociando con nuestros propios sueños.

Él deseaba ser padre. Ella dejó claro, públicamente, que no quería tener hijos. Y él respondió: “yo los podría cuidar”, como si con eso bastara. Como si renunciar a un deseo profundo fuera la forma de sostener una relación. Pero lo más relevante no es solo lo que dijeron… sino la historia que hay detrás.

Farid persiguió a Jessica durante años. Ella, en sus propias palabras, no le correspondió en ese tiempo. No fue sino hasta que él ganó visibilidad, fama e influencia que ella comenzó a interesarse en él como pareja. Eso, dicho así, puede parecer crudo, pero hay muchos vínculos que se forman desde esa lógica: te elijo cuando ya eres alguien “importante”, cuando me conviene, cuando representas algo.

Y ahora que están juntos, lo que vemos es a un hombre que parece dispuesto a sacrificar sus propios anhelos —como tener hijos, como desarrollar su carrera— para que ella pueda priorizar los suyos: viajar, dar conferencias, crecer profesionalmente. En redes sociales, muchos lo dijeron con claridad: “Farid no solo aceptó migajas emocionales… ahora acepta migajas de proyecto de vida.”

Desde una mirada sistémica, no hay villanos. Pero sí hay desequilibrios. Él está dispuesto a ceder lo esencial para quedarse. Ella, a permanecer mientras se mantenga su estilo de vida. No hay maldad, pero sí una clara asimetría.

Y aquí es donde la reflexión duele:
¿Cuántas veces nos quedamos donde nuestros sueños no caben, solo porque al fin alguien nos miró?
¿Cuántas veces aceptamos estar en segundo plano, mientras hacemos malabares para no incomodar al otro?

El amor no debería exigir que borres tus proyectos para sostener los del otro. Como escribí alguna vez: el amor real construye espacio para ambos… o no se llama amor.


La pregunta incómoda

En consulta suelo lanzar esta pregunta, que muchas veces deja a la persona en silencio:

¿Qué parte de ti aprendió a llamar “amor” a lo que hoy te duele?

Porque ahí empieza todo. En dejar de poner el foco solo en el otro y mirar dentro: ¿qué vacío estoy intentando llenar?, ¿qué me enseñaron sobre lo que merezco?, ¿por qué me quedo en relaciones donde tengo que esforzarme para recibir lo básico?

Y también —aunque incomode— hay que preguntarse si alguna vez fuimos nosotros quienes dimos migajas. Si huimos cuando hay compromiso. Si damos poco por miedo. Si mantenemos a alguien cerca solo por lo que nos hace sentir, sin querer construir algo real. Eso también duele.


Cómo salir del patrón

Salir del patrón de las migajas emocionales no significa exigir amor a gritos. Se trata de reconocer tu valor y dejar de conformarte con menos.

Lo mínimo no es amor. Lo intermitente no es constancia. Un “te pienso” a las dos de la mañana no reemplaza el compromiso. Como dijo Virginia Satir, pionera en terapia familiar: «Nos merecemos relaciones en las que podamos crecer, no solo sobrevivir.»

Y si descubriste que estás atrapado en este patrón, no te castigues. A muchos nos ha pasado. Pero no te quedes ahí. Empieza por reconocerlo, por nombrarlo… y si puedes, busca un espacio donde procesarlo.

Porque sí existen vínculos donde no tengas que mendigar cariño, ni caminar sobre cáscaras de huevo. Vínculos donde el amor no duela ni se dosifique.


Nos leemos

Gracias por estar aquí. Por leer hasta el final. Por darte permiso de mirar lo que otros prefieren ignorar.

Ojalá estas líneas te sirvan como una pausa de lucidez en medio del ruido emocional. Y si algo de esto te tocó… no lo ignores. A veces, lo que incomoda no llega para lastimarnos, sino para avisarnos que merecemos algo mejor.

Nos seguimos leyendo.
Germán

No olvides también estas lecturas:

5 respuestas a “¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales?”

  1. […] ¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales? […]

  2. […] ¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales? […]

  3. […] ¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales? […]

  4. […] ¿Qué es “ser migajero” y por qué está de moda en redes sociales? […]

Replica a Qué es la psicología sistémica (y por qué transforma las relaciones de pareja) – El Rincón de mi Consciencia Cancelar la respuesta

En tendencia