«A nadie le gusta una cucaracha en el hombro»

Y eso mismo pasa con ciertas emociones. Apenas aparecen, lo único que quieres es quitártelas de encima. A veces, lo que más pesa no es la emoción en sí… sino el afán de querer dejar de sentirla.

Ese afán por “volver a estar bien”, por salir cuanto antes del malestar, por alejar lo que incomoda, lo que duele, lo que remueve.

Tal como suelo decir en consulta: sentir ansiedad, miedo, incertidumbre, celos o tristeza puede ser como tener una cucaracha en el hombro. No la observas. No le hablas. Solo quieres quitártela de encima.

Y en ese impulso por sacudirnos lo que sentimos, muchas veces no nos damos el tiempo de entender para qué está ahí. No toda emoción incómoda es tu enemiga. Pero si la tratas como tal, solo conseguirás que grite más fuerte.

Sostener una emoción no significa resignarse, significa permitir que te diga lo que tiene que decir. La verdadera calma no llega cuando todo desaparece, sino cuando aprendes a quedarte contigo… incluso cuando algo dentro te incomoda.

Cómo lidiar con tu «cucaracha en el hombro»

  1. Deja de querer quitártela a toda costa.
    El primer impulso suele ser evitar, negar o distraerte. Pero esa emoción está ahí por algo. No la reprimas, escúchala.
  2. Obsérvala sin juicio.
    ¿Qué estás sintiendo exactamente? ¿Dónde lo sientes en el cuerpo? Nombrar una emoción (ansiedad, tristeza, miedo…) ayuda a bajarle el volumen.
  3. No te identifiques con lo que sientes.
    Sentir enojo no te convierte en una persona enojona. Tener miedo no te hace débil. La emoción es pasajera; tú eres más que eso.
  4. Pregúntate para qué apareció.
    En lugar de “¿por qué me siento así?”, prueba con “¿qué me está señalando esta emoción?”. Tal vez haya algo que debas mirar o cuidar.
  5. Tolérala sin urgencia.
    La calma no se fuerza, se permite. A veces, solo necesitas quedarte contigo sin intentar solucionarlo todo al instante.
  6. Evita el castigo emocional.
    No eres “menos fuerte” por sentirte mal. Ser humano es sentir. No te exijas estar bien todo el tiempo.
  7. Busca espacios seguros.
    Habla con alguien que no invalide tu emoción. Y si no lo tienes cerca, la terapia puede ser ese lugar donde aprender a sostener sin romperte.

Si estás intentando sostenerte en medio del caos emocional, la terapia puede ser ese espacio donde aprendas a lidiar con tu cucaracha en el hombro sin salir corriendo… y sin hacerte daño en el intento.

Si este texto te ayudó a entender algo que sentías pero no sabías cómo explicar, compártelo. Puede ser justo lo que otra persona necesita leer para no sentirse tan sola en lo que está viviendo.

Germán Renko
Es Psicólogo sistémico | Se especializa en Relaciones de pareja y crecimiento personal.

Una mirada diferente puede cambiarlo todo.

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4 respuestas a “A nadie le gusta una cucaracha en el hombro”

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