Amar en libertad

Confieso que no soy de andar buscando a nadie, quienes han estado cerca de mí pueden haberlo constatado y sin duda, confundido con falta de interés, que no los necesito o no son importantes para mí. Al margen de las muchas explicaciones psicológicas, que las tiene, hay una más interesante que quiero compartirte si me concedes el privilegio de seguir leyendo.

Reconozco también que me toma mucho tiempo confiar en las personas, que mi círculo íntimo es reducido y no es fácil entrar, aunque una vez dentro, soy leal y entregado al tope; me gusta la invisibilidad y adoro la soledad; en las relaciones de pareja me muevo con pasos de gato y me toma infinito decir “te quiero”.

Desde hace bastante tiempo soy de la idea de amar en libertad y aunque en teoría suena muy bien, en la práctica no es fácil de entender, mucho menos de hacer. Quizás es más fácil cuando eres el que da esa libertad, pero es más difícil cuando te la aplican.

Me gusta pensar que hay distintos tipos de amigos, por ejemplo, los que llevas en el alma y sin importar el tiempo que pase y lo poco que se frecuenten, el afecto y cercanía permanecen inamovibles, las charlas son largas, profundas y se retoman sin problemas en donde se hayan dejado. El grado de intimidad es mayúsculo y el lazo se sabe fuerte, se siente que siempre podrán contar uno para el otro.

Luego están los otros amigos, los del diario, que están mucho en contacto y te invitan a sus reuniones y los invitas a las tuyas, que les cuentas lo que estás haciendo y te cuentan lo suyo. Algunos están en nuestras vidas porque hay un elemento que nos une, como trabajar juntos, la escuela, los hijos, etc. Pareciera que unos pueden ser más relevantes que los otros. Pero creo que ambos son igual de importantes y necesarios, no se debiera prescindir de unos, ni otros, sino reconciliarse con la idea de que son complementarios en nuestras vidas y lo somos en las suyas.

Mis amigos del alma son muchos, los he acumulado a lo largo de varias vidas, en cambio, mis amigos cercanos del día a día son reducidos. Por mucho tiempo viví atormentado por tener pocos amigos del diario, pensaba que algo estaba mal en mí y era yo quien los alejaba por mis propios demonios, (mis miedos e inseguridades y mecanismos de defensa, ahí entra lo psicológico).

Ahí también es donde podría haberse gestado el malentendido mutuo, de que si no frecuentaba o mantenía cerca a mis amigos de diario era porque no los necesito o porque eventualmente los alejaba o se alejaban por mi forma de ser tan de no buscar a nadie. Creo que las personas deben sentirse importantes en nuestras vidas por el lugar que ocupan en ellas, no por la necesidad o de utilidad en la que puedan serlo.

Voy a ver si me explico, porque me ha costado tiempo diseccionarlo para mí. Lo descifré por fin con mis hijos. Ajá, es otra “anécdota de papá”, jaja pero en realidad no es tal.

Continúo.

Cuando nuestros hijos están pequeños son dependientes de nosotros, sus padres, su mundo gira alrededor de nosotros, porque su vida se reduce a la familia. En una etapa maravillosa porque nos quieren contar todo lo que les pasa e involucrarnos en sus pequeñas existencias. Cuando llegan a la adolescencia, en cambio, su mundo se expande para incluir a sus amigos, conocidos, maestros, parejas, ídolos, etc. de tal forma que los padres pasamos a formar solo una “pequeña” parte de sus vidas, pareciera que se alejan de nosotros y cada vez nos necesitan menos, sus amigas se vuelven sus confidentes y su novio/a se transforma en la persona más importante de su vida y los padres pareciera que –más a cada año que pasa- quedamos relegados a un cajón del que nos sacan cuando se acuerdan de que existimos o se les ofrece algo.

En esa última parte, precisamente, estriba lo de amar en libertad, (amor no condicionado, pues), lo de que te apliquen tu filosofía de amar en libertad y lo de sentirse importante en la vida de alguien por el lugar que ocupas y no por el grado de utilidad o necesidad en su vida.

Mis hijos, una preadolescente de 11 y un adolescente de 15 años, saben que pueden contar conmigo en cualquier momento y que los amo, pero se sienten libres y capaces de resolver sus problemas y me buscan cuando no pueden hacerlo por si solos y también, cuando les nace buscarme y saber de mí. Para que se entienda mejor, esto se resiente más cuando se van a convivencia con su madre, que puede ser por semanas en tiempo de vacaciones. Es de mi lado en donde se siente que cada vez me necesitan menos y por lo mismo, su tiempo conmigo se reparte entre la dinámica familiar natural y las ganas que puedan tener de pasarlo conmigo. Mis hijos están relativamente chicos, viven conmigo, dependen de mí económicamente y en todas las formas que un hijo menor depende de su padre, sin embargo, vislumbro cómo será nuestra convivencia en unos años cuando estén lejos de casa, viviendo sus vidas y aunque me estremece sentir que pasaré a formar una reducida parte de sus vidas, ahora entiendo que no por eso dejaré de estar en ellas en la forma que ellos y yo procuremos estarlo.

Quizás esta sea la parte más difícil de entender y aceptar sobre amar en libertad, que las personas son libres de buscarnos porque les da la gana, porque quieren disfrutar de nuestra compañía, porque se les ocurrió algo que quieren platicar o compartir, pero finalmente, porque quieren nuestra compañía. Si esto lo aplicamos a la pareja, ¡uff!, se vuelve más difícil de digerir. Muchos hemos aprendido a relacionarnos desde la necesidad y poco desde la libertad. Casi se podría pensar que muchos desearíamos que nuestros seres queridos no pudieran sentirse felices si no es porque estamos en sus vidas, y todo el tiempo.

A los amigos del alma, los buscamos desde la libertad, siempre, y nos buscan desde ese mismo lugar. A los amigos de diario los buscamos desde la necesidad de conectar, de vincularnos poquito con otro ser humano, porque conectar con otras personas es una de nuestras necesidades básicas y lejos de avergonzarnos, sirve para entendernos, aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Necesitar conectar con otros no nos hace débiles, ni es un defecto, es nuestra naturaleza humana. Muchas relaciones de pareja, sobretodo las de muchos años, mejorarían notablemente si en vez de buscar conexiones fuera de casa, las reactivaran con la persona que tienen al lado.

Sirva esto de disculpa a mis amigos y ex-parejas que les resultó tan confuso entenderme y aceptar mi forma de tenerlos en mi vida. Si les sirve de consuelo, ahora estoy “pagando” en mi relación de amor incondicional con mis hijos todas las que hice.

Querido amigo/amiga del alma vuelve siempre que puedas, porque siempre te estaré esperando sin importar el tiempo que transcurra.

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¡Saludos y hasta la próxima!

Germán Renko
Psicólogo y terapeuta de pareja.

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4 respuestas a “Amar en libertad”

  1. Avatar de Yannina Bustillo
    Yannina Bustillo

    Simplemebte me encanto son experiencias vividas y sabias Germán casi que me enamoro jajaja me gustaría algún dia llegar ocupar un lugar en la lista esa de amigo del alma…gracia🙏🎈☘️

    1. HUMMMM…LI MAS VOU RELER PARA COMENTAR..A PRINCIPIO CREIO SER CATASTRÓFICO UM RELACIONAENTO ASSIM…PARA O FUTURO DOS FILHOS E PARA SEU PROPRIO FUTURO POIS A SOLIDÃO SERÁ DOBRADA!! MAS VOU LER OUTRA VEZ EM OUTFL DIA…E DOU MINHA VISÃO DE SUA TEORIA..
      GRANDE ABRAÇO!! JUÍZO!! NÃO TOMA DECISÃO ENHUMA…FICA ONDE ESTÁ ENTREGUESE COMPLETAMENTE A DEUS E ESPERE ASCRWDPOSTAS QUE NÃO VIRÃO DA NOITE PARA O DIA !! FIQUE EM PAZ!!
      GRANDE ABRAÇO!!
      🌿🌹🌿🙏🏻🙏🏻🕊🕊🤗🤗

  2. Yo que tengo años de seguirte , simplemente podría decirte que me encanta este contenido donde se desborda tu sabiduría ya adquirida por el paso de los años, me sentí muy identificada con todo, desde mi forma tan peculiar de querer a las personas, hasta la definición de los amigos del alma y los amigos diarios.

    1. Gracias por tus lindas palabras que me motivan a mantener este espacio.

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