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“Pobre de aquel que confunde la apatía de una mujer con reto, la indiferencia con hacerse la difícil y la frialdad con un volcán escondido”.

Preámbulo.

El eco de mis pasos se extiende a todo lo largo del pasillo que recorro para entrar a lo que llamo cariñosamente: mi estudio. Una vez que enciendo la computadora, procedo a servirme una taza de café recién hecho y en lo que aguardo a que el equipo esté listo para usarse, doy una ultima revisada a mi teléfono celular. Los seres humanos somos animales de costumbres, hasta los más espontáneos las tienen, (yo no soy tan espontáneo, pero sí muy animal). Uno de mis hábitos matutinos es abrir mis redes sociales y leer, en un lapso no mayor a 20 minutos, todos los mensajes posibles que me han hecho llegar mis 5 lectores; tomando nota mental de aquellos que habré de responder y qué posible contestación puedo otorgarles.

Me parece que la época actual, como ninguna otra, ha brindado recursos invaluables a los escritores para mejorar su trabajo. Considero que las redes sociales tienen tantas ventajas para quien se dedica a escribir en algún escaparate público, que sería muy inmaduro no sacarles provecho. Para mí es notable el hecho que en cada nueva publicación de un relato, un tuit, un video o incluso una imagen la respuesta por parte de los lectores no se hace esperar. Esto es gracias a la quizá poco reconocida utilidad que ofrecen las herramientas web de permitir dejar un comentario, enviar un mensaje o una mención a las figuras públicas, los personajes destacados y por qué no, también a los personajes virtuales, que han pasado a formar parte de nuestro mundo alterno, ese mundo virtual, se admita o no, en el que nos desenvolvemos todos los que frecuentamos las redes sociales. Mi columna de la semana pasada estuvo basada precisamente en una carta que llegó a mi buzón de Facebook. Otros escritos, como el caso de “Un método infalible de seducción (Ensayo fallido)”, han tenido su origen en solicitudes del tipo: “cómo puedo conquistar a una mujer que me vuelve loco” y otras más, han tenido eco en alguna mención en Twitter o una charla por mensaje privado.

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Nuestros antecesores en el mundo de las letras, que solo contaban con una máquina de escribir, se perdieron la belleza de la rapidez con que llega la reacción a lo que hemos publicado. Personajes de la pluma como Bukowski utilizaban el correo postal para intercambiar correspondencia con sus lectores y así enterarse del impacto que sus letras habían tenido en ellos. Conforme su fama se acumulaba, también aumentaban los sobres postales que llegaban a su buzón diariamente y entre todos ellos, él seleccionaba aquellos a los cuales habría de brindarles tiempo y respuesta. El problema del correo postal era que podían pasar semanas o meses entre el ir y venir de la correspondencia. En la actualidad, los mensajes son instantáneos, los correos electrónicos casi inmediatos, la única demora está en el tiempo que se toma el lector decidido en redactar su mensaje y enviarlo; y el tiempo que se toma el destinario en leerlo y responderlo; si ambos están en línea, el tiempo de lectura se reduce a minutos.

La semana pasada recibí un aluvión de correspondencia por todos los medios posibles sobre mi columna “De amores casuales, inciertos y tormentosos”, públicamente doy las gracias y no me cansaré de hacerlo por la gran recepción que han dado a este nuevo ciclo en mis letras. También agradezco a todos los que se han tomado el tiempo de dejarme dos, tres o una veintena de renglones con su opinión, su historia o su grito desesperado de ayuda. No creo tener solución a todo lo que me preguntan y mis respuestas a sus comentarios suelen estar limitadas por lo que he leído, vivido y aprendido. Por lo que es probable que no sean las más sabias, ni las más útiles, pero espero que no les quepa duda que las brindo de corazón, con el deseo genuino de aportar una luz hacia un camino de razonamiento en el que quizá no habían reparado antes. A continuación, mi columna de esta semana.

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Las Reinas del hielo y los témpanos emocionales.
Un acercamiento cálido a los adorables témpanos emocionales.

A mi buzón electrónico ha llegado muchas veces la inquietud acerca de esos adorables acertijos emocionales que pululan entre nosotros como plumas silenciosas a las que sepa Dios qué viento las mueve, hacia dónde y por qué razón. No ha faltado la lectora que me declara abiertamente: “Vivo al lado de un hombre poco efusivo en sus demostraciones de cariño”, “es tan poco romántico”, “es muy frío, callado e inexpresivo” y así hasta tener el cuadro completo, yo les llamo a los hombres: “Témpanos emocionales” y a las mujeres: “Las Reinas del hielo”.

En cuanto a la expresividad de las emociones, considero que hay dos tipos de personas, las que expresan abiertamente sus emociones y aquellas que las disimulan o esconden tan profundamente que parece que no las tienen. La metáfora de la margarita sin duda fue inspirada por uno de esos acertijos. “¿Me quiere?, ¿no me quiere?, ¿mucho, poquito o nada?”. A lo largo de la historia de nuestra sociedad, las mujeres se han caracterizado por el amplio desarrollo de sus emociones, comúnmente y una gran mayoría son menos proclives al hermetismo emocional; pero ojo, eso no implica que sepan cómo demostrar su Amor a un hombre. En cambio los hombres, es sabido que por su formación ideológica y cultural suelen ser más propensos a ser reservados con algunas de sus emociones, especialmente con aquellas que podrían ser consideradas como señal de debilidad, tales como la ternura, la compasión, la empatía y el Amor; eso tampoco implica que no sepan o no demuestren su Amor hacia una mujer. Para efecto de esta columna, vamos a abordar solo aquellos casos de los que no saben expresar o demostrar su Amor, aunque el resto de sus emociones sepan muy bien o más o menos cómo mostrarlas. Por mencionar algunas, como son el caso de la ira, la tristeza, la alegría, el aburrimiento y el placer.

Uno de los grandes retos que enfrenta una pareja es el entendimiento mutuo. Tarde o temprano, ya sea durante la etapa del enamoramiento o cuando la relación ya es estable y duradera, surge la cuestión de que no se entienden uno al otro las señales emocionales que se envían. A los hombres les cuesta trabajo entender las “quejas” de las mujeres sobre su relación, o se quedan callados sin saber qué decir, o les da por querer “solucionar” el aparente problema, sin percatarse que posiblemente solo están percibiendo los síntomas, pero sin comprender realmente cuál es el problema. A las mujeres les da por preguntarlo todo abiertamente: “¿estás triste?, ¿qué tienes?, ¿te pasa algo?, ¿necesitas ayuda?”, con lo que lo único que logran es que el hombre se cierre como ostra. La pregunta obligada es de dónde esperan o imaginan que un hombre típico les reconozca una debilidad emocional si sienten que eso los desmerita ante sus ojos o cómo creen que ese mismo hombre espere encontrar alguna solución en la simple práctica de compartir sus inquietudes y sentimientos. Los hombres cuando comparten una preocupación no es apoyo moral lo que buscan principalmente, aunque no sobra, sino una alternativa que puede estarse escapando a su incansable búsqueda mental de una.

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Ese hombre que ven sentado frente al televisor o con el celular en la mano, con el ceño fruncido, los labios cerrados y un letrero invisible de “no me molestes” está estresado, molesto, incómodo, triste, insatisfecho o frustrado. En su cabeza, hay una maquinaria trabajando a todo vapor buscando una salida a su problemática o un escape momentáneo para recuperarse y regresar a la batalla. Podría ser que la economía familiar está comprometida, tiene que pagar colegiaturas, prepararse para el regreso a clases, la mensualidad del coche o de la casa está por vencerse, podría ser que hay problemas en el trabajo o se quedó sin trabajo, etcétera. ¡Qué fácil es para la mujer juzgarlo de vicioso, de flojo o hacerse mil historias en la cabeza acerca de lo que siente hacia ella (inserte aquí toda la lista de dudas de una margarita! Si realmente quieren ayudar a ese espécimen de marte, ofrézcanle la mejor de las válvulas de escape que pueda usar para recuperar la confianza en sí mismo que ha perdido, para sentirse querido y para llenarse de la fuerza necesaria para resolver lo que sea que lo atormenta. Ya sé que están pensando que la tal valvulita es el sexo y tienen razón. No les voy a decir que todo se arregla con sexo, pero ese es el primer paso para ganarse la confianza de esa bestia acorralada con la que viven o tienen una relación amorosa. Primero se le quita la presión, después se le da un apapacho a través de una buena comida o alguna otra demostración de confianza tan simple como un abrazo, una palmada en el hombro antes de salir de casa, un beso largo y amoroso, un mensaje de aliento en el celular expresando la seguridad que tienen en su capacidad o le otorgan a su caballero taciturno cualquier detalle que no deje margen a la duda de que tienen fe en sus habilidades y talentos.

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Si son de esas mujeres que no son capaces de dar una demostración sexual o amorosa a su hombre de cualquier índole, entonces siento decirles que son candidatas a la corona de “Reina del hielo”. Porque no hay momento en el que un hombre necesite más de la expresividad emocional de su mujer que cuando está debilitado, estresado o enojado con algo. Aquí van a saltar comentarios del tipo: “¿pero cómo le voy a dar sexo a mi marido sin que haya habido un acto romántico de su parte (léase, sin que se lo merezca o haya ganado), sin que sea una ocasión especial (compromiso) o que yo tenga las ganas de tener sexo? (o que el pobre hombre se las deba estimular, porque si no, no prenden los motores)”, ”yo también estoy cansada de la casa, de los niños o del trabajo, y también tengo mil preocupaciones”, “¡Que yo lo voy a masturbar con las manos o la boca solo para que él se relaje!, jajaja”, “ni loca que estuviera, que vaya a relajarse con su mano o a quitarse el estrés al gimnasio, con sus amigotes o que siga con su celular hasta que le explote la cabeza”. ¡Reinas del hielo! Eso son aquellas mujeres a las cuales el Amor solo les alcanza para demostrarlo en los buenos momentos, cuando están a gusto consigo mismas, cuando el hombre se lo “gana”, cuando las “estimula” adecuada y ordenadamente, esposas y seudo-compañeras que solo expresan su Amor en la forma que se sienten cómodas de hacerlo, aunque no haya pruebas de su efectividad. Dicen que aman a un hombre, pero dejan en otros la responsabilidad de brindarle esa mano que lo ponga de pie otra vez en el cuadrilátero de la vida. Dicen que aman, pero anteponen una actitud egoísta y mezquina ante las necesidades de su pareja.

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Les voy a compartir una idea en la que creo totalmente: el Amor no es que ames a una persona como ella espera que lo hagas, sino que le hagas sentir que la amas sin importar que sea a tu manera o a su manera. Sin embargo, si al hacerlo a tu manera no eres capaz de saciar las necesidades sexuales o emocionales de tu pareja, entonces tu Amor y tu forma de amar no serán suficientes para hacerlo sentir respaldado ni confiado para enfrentar las grandes tormentas cuando lleguen. En última instancia, tampoco lo harán sentir satisfecho con la relación de pareja aunque no exista ninguna tormenta interna azotándolo.

Retomemos eso último, supongamos que ese hombre no enfrenta ninguna problemática extrema, pero la actitud de la mujer si puede ser catalogada como distante emocional. Por alguna vuelta del destino, nuestra querida mujercita es de esas pocas mujeres que no sabe expresar su Amor, que no se siente o no es capaz de demostrar que ama a un hombre, ya no se diga en la forma que ella sabe, si no al menos, en la forma que él espera. Al paso de los años, esa falta de entendimiento emocional se convertirá en una gran barrera entre los dos, en un choque climático que erosionará la relación, porque el problema con las reinas del hielo y los témpanos emocionales es que a la larga apagan hasta el más ardiente de los volcanes. Hombres y mujeres por igual, sanos emocionalmente y con una habilidad desarrollada para expresar su cariño terminarán por hartarse de aquella pareja que no sabe corresponder o demostrar el Amor que se le profesa. ¿Cuántas mujeres u hombres han sentido que su ardiente volcán cambió, que de ser un romántico incansable se volvió aparentemente flojo y apático? Se han preguntado, honestamente, ¿cuánta responsabilidad tienen de esa situación? ¿qué sucedió entre ustedes para que la llamarada se apagara?

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El Amor entre dos es ante todo, una emoción que reposa, consciente o inconscientemente sobre una balanza. El Amor necesita del equilibrio para sobrevivir, si uno siente que da más que el otro o que recibe muy poco de lo que necesita, eventualmente se sentirá menospreciado y carente de motivación para seguir brindando pruebas y expresiones de cariño a su pareja. Aquí no me refiero a noviazgos o amigos con derechos, porque esas relaciones, a menos que sean de muchos años, difícilmente perciben un desequilibrio amoroso de esta magnitud, éste se manifiesta con los años de convivencia, con la monotonía y la rutina, sobre todo con esas enemigas declaradas de la vida en pareja. El Amor necesita de rituales que lo estimulen y reanimen, de hábitos de expresión emocional que den prueba a la pareja de la existencia del cariño. La línea que divide a una persona que es distante emocional de una que es inapetente sexual es muy fina y fácilmente se rompe. Entre menos expresiones de cariño existan entre dos seres que se aman, cada vez será más complicado reactivar la química sexual entre los dos. Según estudios de aquellos que saben de la materia más que yo, el hombre necesita más sexo y la mujer mayor preparación para desearlo. Si a este dogma le agregamos que uno de los dos, el hombre o la mujer presenta una fuerte tendencia al distanciamiento emocional, la vida sexual de esa pareja será como jugar en una ruleta con 30 números y dos pelotitas en su interior, en donde solo se gana cuando ambas pelotas caen en el mismo número. Lo que es lo mismo una vez al mes y a esperar el siguiente giro de la ruleta.

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Querido lector, si eres una reina del hielo o convives con un témpano emocional, tus probabilidades de ser feliz a su lado se reducen cada vez más con el paso de los años. No vas o no va a cambiar porque sí, habrá rachas buenas (imagina las pelotitas de la ruleta coincidiendo asombrosamente una y otra vez), pero habrá también largas temporadas de aridez emocional en la que te cuestionaras muchas veces si el Amor se terminó, si vale la pena seguir intentándolo todo en esa relación, si es culpa suya o tuya, si esto o aquello. La realidad de las cosas es que entre ustedes hay un marcado desequilibrio amoroso, que tiene su origen en el terreno emocional, pero se extiende como infección hacia el campo sexual. Dicha disparidad en su forma de expresar el Amor no va a cambiar a menos que la reina del hielo o el témpano emocional estén dispuestos a aprender cómo expresar sus emociones afectivas. Es probable que uno y otro no sean totalmente herméticos y que poniéndoles atención sea fácil descifrar cuando están teniendo un detalle cariñoso con su pareja, así sea sacar la basura, reparar la maquina de coser o la computadora, cocinar un platillo nuevo o dejarlo jugar en su celular hasta que le revienten las neuronas. La cuestión es que eso no es suficiente para el que recibe la expresión de Amor; así que hay que enseñarle al otro a ser más expresivo, que la reina del hielo aprenda a decir lo que siente y darle al otro lo que sabe que le gusta (porque una cosa es que no sea capaz de hacerlo y otra que no sepa qué es lo que le gusta, que sea haga taruga, pues).

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El método es muy simple, tan simple que parece increíble que habiendo tantos matrimonios pasando por esta situación y que existiendo aún Amor entre ellos, sea más fácil continuar con la inercia del desapego emocional que ponerlo en práctica. Dices que amas a alguien, pero no eres capaz de intentarlo todo para saciar una necesidad de tu pareja. A nuestras reinas del hielo y témpanos del emocionales nadie les enseñó a expresar el Amor o bien su naturaleza es fría, la causa es lo de menos; ya estás unida a ella y hay que ayudarle a reprogramar su forma de hacer sentir su afecto. La receta es fácil, solo escribe en un papel una frase corta y cariñosa y repítela todos los días a tu pareja hasta que te resulte completamente natural decirla. Luego escribe otra frase, luego otra y otra. A cualquier hora del día y en el lugar que sea o donde te sientas cómoda, abraza a tu pareja, hazlo todos los días hasta que te resulte natural hacerlo. Luego sigue con tomarle la mano en público. Después prueba a regalarle flores, dulces, chocolates, libros, música o lo que sea que le guste a tu pareja, hazlo todo un año hasta que te resulte sencillísimo pensar en ella donde sea que andes y comprarle algo para demostrarle que la quieres. Esto que sigue es para estudiantes avanzados. Escribe en un papel todas aquellas cosas que le has negado sistemáticamente en el curso de los años sea dentro o fuera de la cama y hazlas. Si le gustan los rapidines, el sexo oral o el sexo sorpresa, practícalo una y otra vez hasta que te resulte tan natural hacerlo que no necesitaras el papel, ni las ganas sexuales, ni los recordatorios ni te sentirás falso o hipócrita al demostrar los que sientes a tu pareja. Amor no es sentirlo y esperar que el otro sepa mágicamente que lo sientes, Amor es sentirlo y demostrarlo, todos los días para que nunca se enfríe, para que nunca se apague.

Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y terapeuta de pareja.

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25 respuestas a «Las Reinas del hielo y los Témpanos emocionales»

  1. cuánta razón!!! maravilloso como siempre, Germán, creo que la responsabilidad de disfrutar el amor, empieza con uno mismo, somos espejos y el secreto esta en aprender a dar lo que esperamos recibir…
    besos, muchos!!!

    1. Querida Kafka, la responsabilidad de ser feliz es solo nuestra, pero la compartimos cuando ponemos en manos de alguien más nuestro tiempo en este mundo. Lo menos que se espera es consideración, respeto y empatía hacia las necesidades emocionales y sexuales. Sin eso, sería mejor que se cambiaran las reglas o se dejara la puerta abierta para marcharse con la conciencia limpia.

      Te besuqueo la sonrisa y el corazón.

  2. Tan atinado como siempre!!! Me voy a la cama con algo más aprendido en este largo camino hacia la perfección de la vida en pareja, la vida en Amor……Felicidades una vez más, mi Sensei!!!!

    1. Querida Claudia, (oh, cuántos amores tormentosos me vienen a la cabeza al escribirlo), es un placer saber que te ha gustado mi kilométrica columna de hoy. Te agradezco el tiempo que has invertido en leerla y más aún en dejarme saber tu opinión. Quise recortarla, pero era tanto lo que había por decir, que algunas ideas se quedarán para una próxima ocasión.

      Te besuqueo los párpados dormidos.

  3. ‘Amor es sentirlo y demostrarlo, todos los días para que nunca se enfríe, para que nunca se apague». Esta frase, debería ser patentada e impresa en el ADN de los seres humano. Parece un térnino tan cliché, pero envuelto en tanta verdad que se me hace tan tonto que no nos demos cuenta lo fácil que es evitar ser una reina del hielo o un témpano de emocional. En mi caso, fui una vez una reina del hielo, porque cuando me casé estaba llena de miedos y era ignorante en esos temas sobre el sexo en todas sus formas. Yo amaba a mi esposo y era dedicada en todos los demás aspectos y lo sé porque en lo único que él siempre se quejaba era de mis carencias en la variedad del sexo en la cama. Yo me defendía diciendo, tú eres el culpable, me tomaste virgen y no me has sabido enseñar, pero con eltiempo y al ver mi frustración como mujer al no poder hacer que él sintiera todo mi amor, decidí a ser más decidida y aunque no me gustase hacer ciertas cosas, logré encontrar el método para que esas cosas también empezaran a gustarme y ya no fuese un deber sino un gusto poder hacerlo y encontrar placer. A la larga, nuestra relación falló y nos divorciamos. Todavía no puedo encontrar la razón de su desamor, y yo opté por no ponerle más empeño a una relación, donde me cansé de dar y nunca recibir. Algunas veces le preguntaba ¿te hago feliz? y él respondía: siempre lo haces. Y allí quedaba todo entre nosotros. No podía decir que no sintiera que me amaba, era super celoso, pero poco afectivo, aún así lo amaba, pero un día entendí que a su manera lo hacía pero que había algo que él anhelaba y era su libertad, su necesidad de seguir vagando o experimentandoen otros mares. Ante eso, solo pude ofrecerle mi comprensión y mi bendición para que saliera a buscar lo que tanto anhelaba su alma. Hoy en día somos amigos, pero todavía veo que no ha encontrado lo que tanto busca, después de 11 años de separaciòn. Igual, yo, todavía no he encontrado aesa persona que llene mis expectativas.

    Solo tú a la distancia, me has sabido encantar y agradezco a Dios por ponerte en mi camino. Siempre agradecida por toda tu entrega hacia tus cinco lectores y feliz porque siempre dibujas una gran sonrisa en mi rostro cada vez que te leo. Te mando, mi acostumbrado abrazo de oso.

    1. Querida Yeni, qué experiencia de vida tan aleccionadora nos has compartido. Te agradezco profundamente tu valor y tu generosidad.

      Me quedo con esta frase:
      «decidí ser más decidida y aunque no me gustase hacer ciertas cosas, logré encontrar el método para que esas cosas también empezaran a gustarme y ya no fuese un deber sino un gusto poder hacerlo y encontrar placer.»

      Las relaciones a veces no funcionan, por uno o varios motivos, pero nunca debe ser porque no se tuvo la disposición a intentarlo todo, hasta lo que nos da miedo o verguenza hacer.

      Te besuqueo el alma de osa.

  4. Tocó fibra tu columna, si creciste sin demostración de cariño creó que lo arrastras a lo largo de tu vida, es difícil de la noche a la mañana ser demostrativa.

    1. Así es, querida Karim, no es toda su culpa de esas encantadoras reinas del hielo o esos adorables témpanos emocionales ser distantes emocionalmente. Las circunstancias de sus vidas los inhabilitaron para saber demostrar su afecto. Pero nunca es tarde para mejorar, quizá no puedan cambiar radicalmente, pero sí pueden aprender a desarrollar su capacidad para demostrar lo que sienten, porque no hay duda que saben amar, solo que no saben expresarlo.

      Te besuqueo cada fibra tocada.

  5. Caray Germán. Sin duda no dejas de asombrarme. Siempre que leo algo de lo que escribes es tan revelador, tan genial! En verdad le agradezco tanto a la vida que haya escritores como tú! En verdad de hombre a hombre te tengo una gran admiración y sin duda tengo una gran inspiración en tí y todo lo que haces. Un gran abrazo Renko! P.D. gracias por firmar mi libro acá en Guadalajara!

    1. Oiga, caballero Fernando, me siento muy honrado de contar con su admiración y respeto.

      Un fuerte abrazo para usted y mi compromiso de seguir refrendando tal privilegio.

  6. Avatar de Fernanda franco
    Fernanda franco

    Ésta columna ha sido de mis favoritas, ya que yo suelo ser «una reina del hielo» y naturalmente nunca se como expresar mis sentimientos hacía alguien por varias cuestiones, algunas van con rumbo a la inseguridad o que por el contrario no ser correspondida de la misma manera, sin embargo creo que el artículo me puede ser útil para demostrar más con la idea del papelito y la frase.
    Gracias por ser tan excelente escritor y siempre darnos a tus lectores temas de interés o que más que nada generan dudas comunes.

    1. Querida Fernanda, gracias por compartir tu experiencia. Podríamos decir que entre los motivos para ser una reina del hielo algunos de los principales son:
      – Inseguraridad y temor
      – Inexperiencia para expresar los sentimientos.

      Ojalá que pongas en práctica el ejercicio y vuelvas a comentarnos los resultados. No es necesario contar con una pareja para realizarlo. Si el territorio de tu reina del hielo se extiende con otros miembros de tu familia, puedes empezar con alguno de ellos.

      Te besuqueo la sonrisa

  7. Excelente tema «Las reinas de hielo y los témpanos emocionales» a lo largo de mi matrimonio adoptamos esas personalidades. Es muy clara tu manera de abrirnos los ojos para entender al sexo opuesto. Gracias y Felicidades

    1. Querida Martha, lo triste es saberse una reina del hielo o un témpano emocional y no hacer nada al respecto para hacer más feliz a la persona que se ama. Un matrimonio es un equipo, como tal debe apoyarse a la pareja a dar los pasos que a solas no puede dar.

      Te besuqueo la sonrisa.

  8. Interesante columna RenKo, esto de las relaciones es tán complicado, pero es ahí donde radica su encanto, de lo contrario seria muy aburrido; dicen que se debe saltar al abismo y no sobrevolarlo, tiene más mérito caminar entre escombros que mirar desde las alturas… y yo lo creo fielmente. Saludo tus letras…

    1. Hay que saltar al abismo, no importa que no sea el momento correcto, pero que sea con la persona ideal, querida Tania. Gracias por la visita.

      Te besuqueo las alas.

  9. Guaoooo cuanto razón tienes en todas tus letras es verdad amor es sentirlo y demostrarlo todos los días para que la llama del amor no se apague nunca Gracias un beso y un abrazo saludos…..

    1. Querida Ninoska agradezco mucho tu tiempo para compartirnos tu opinión. Como dice el poema «Lo que hay que hacer»: Lo que hay que hacer es decirse te quiero a tiempo
      porque mañana puede ser tarde.

      Te besuqueo las orillas de la sonrisa.

  10. Quizás el amor si trate de encontrar a esa persona que te haga volar sin necesidad de tener alas, que te haga soñar sin tener que cerrar los ojos, y que te haga reír cuando las lágrimas estén apunta de salir, @ArkRenko, te has convertido en el mayor anhelado vicio que he tenido, quiero leerte en todo momento tus mensajes quedan impregnados en lo mas profundo de mi piel, de mi alma y de mi cuerpo!! quiero lograr entender como alguien puede tener tantos sentimientos hacia alguien con solo leer sus letras… gracias por tu dedicación no cambies…te mando un abrazo y un beso de esos que estremecen el alma….

  11. Quizás el amor si trate de encontrar a esa persona que te haga volar sin necesidad de tener alas, que te haga soñar sin tener que cerrar los ojos, y que te haga reír cuando las lágrimas estén a punto de salir, @ArkRenko, te has convertido en el más anhelado de mis vicios, quiero leerte a todas horas, me pregunto cómo puedo impregnarme de ti con solo leer tus letras…me encantan tus mensajes, tus columnas y la forma en que conoces a la mujer… saludos y te besuqueo el Alma….

    1. Querida Erika, mientras sea un vicio placentero para qué habrías de querer curarte. Quizás el Amor es eso, un vicio del que lejos de curarte, cada día te agravas más.

      Gracias por pasar dibujar sonrisas en mi rostro

      Te besuqueo los ojos de norte a sur.

  12. Simplemente excelente!!! Sencillo y muy didáctico. Un saludo afectuoso desde Paraguay…

    1. Gracias por la visita, estimado Edgar. Qué bien que te resulte útil.

      Un abrazo.

  13. El tema estuvo tan interesante te agradezco porque me abres la imaginación yo crecí acostumbrada a ser una reina del hielo y siento que si te afecta a la hora de encontrar una pareja porque ya eres fría y no te puedes entregar por completo a esa pareja no puedes ser afectiva con naturalidad me gusta tu estilo tan atinado son temas que los llevamos muy reservados en nuestro ser y tu haces que nos exploremos me inspiras a probar la delicia ese plato exquisito de no ser una reina del hielo tienes un don saludos desde Panamá

  14. […] Las Reinas del hielo y los Témpanos emocionales. […]

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