En donde echan raíces las ideas.

Usted tiene la magia, como todas las hadas, de transformar las letras en sensaciones; pero lo que no tienen las demás hadas, es el toque especial de estremecer mi alma con solo un verso. He callado por muchos días, porque cuando la marea sube, en el corazón se atascan las palabras y solo salen latidos desbocados. Ahora que la sangre vuelve a su cauce y el vapor en mi cabeza se ha disipado un poco, tomo la pluma para devolverle sus flechas y decirle que usted, sí usted, me ha hecho dueño de sus letras y se ha apropiado también de las mías, con premeditación, alevosía y encanto. Desde su primer verso supe que sería peligrosa para mí y de nada han servido mis escaramuzas para mantenerla caminando por terreno neutral; de alguna manera se las ingenia para esquivar las trincheras, llegar directo hasta mi centro de mando y tomar por asalto buena parte de mi reino.

A usted, que habla de una voz que se cuela en las venas, debo decirle que la suya es más escurridiza que el agua misma que cae del cielo, pues su voz se ha filtrado hasta mis sueños y más allá, hasta mis fantasías; creando nuevas historias con su voz, sus susurros y sus gemidos de protagonistas, justo al lado de mis labios, mis manos y mis ganas.

A mí me gusta escribir en el aire, pero disfruto más escribir en la tierra, en piso firme donde echan raíces las ideas. Así que ahora mismo planeo escribir algunas de esas historias en su suelo, bajo su cielo y sobre la superficie oscilante y cálida de sus aguas.

Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y escritor.