…La noche está avanzada y me encuentro envuelto entre mis sábanas cuando… – suena el teléfono. Eres tú quien llama desde el celular. Amodorrado escucho tu voz atrabancada, “soy yo, ¿cómo estás maldito?”, me dices, no bien respondo con un “bueno”. Me cuentas que estabas pensando en mí, que recordabas nuestro último encuentro y te dieron ganas de escuchar mi voz, de sentirme cerca…muy cerca, el tono con que lo dices desvanece todo rastro de sueño, estoy de nuevo alerta, con mis sentidos e instinto despiertos. Te digo que estas provocándome reacciones y eso te gusta, por tu voz se lo que tengo que hacer.
Te pregunto en donde estás y como te encuentras vestida, en cuanto me lo dices, mi voz melosa, queda y cachonda te sugiere que empieces a imaginar lo que te iré diciendo.
Imagíname pegadito a tu espalda, si, así como te gusta que me pegue a ti, siente mi aliento en tu nuca, moviéndose en los linderos de tu espalda y mi deseo… mi deseo palpitante rozándote -un gemido se escapa reticente en la bocina del teléfono- la piel, mandándote sus especiales señales Morse, mis brazos abarcándote, mis manos empezando a explorarte, moviéndose inquietas por tus brazos, por el frente y por atrás, por tu cintura y mas abajo, mas íntimas y provocativas –jadeos, gemidos, te conozco tan bien- tomando un baño tibio ya la vez preparándote para recibirme, para enrarecer la atmósfera con el olor animal de la pasión, con el sonido de nuestros cuerpos en movimiento sensual. Sin que te lo veas venir te hago mía, así, de cucharita, lo hago tierno, te susurro en el oído cosas que sé de sobra multiplican la sensación de mi carne tallando tu carne, partiéndote y acabándote. Te escucho explotar por primera vez, y me preparo para la segunda vuelta, para mi turno…
…Mucho tiempo después, las respiraciones han dejado su agitación, descansando y disfrutando el momento nos fumamos un cigarro y platicamos de mil cosas, entre ellas te digo que eres tremenda, que la llamada te saldrá en un ojo de la cara, te carcajeas y me dices: “Acuérdate que el celular no lo pago yo, el Hotline es cortesía de mi marido”… lo dicho eres tremenda, y me llamas a mi demonio… hoy dormiré con una sonrisa en el rostro, cortesía tuya…
Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y escritor.

Comprar libro
Comentarios
Aún no hay comentarios.