…Dulce adicción a tu piel, dulce agonía de recorrerla sin ti. Que caiga la noche, que el reloj marque las diez, con luna o sin ella, con tus ojos presentes y de testigos mis dedos hirientes; Espinas de carne que se entierran en ti, abriéndote, penetrando hasta lo más recóndito de tus anhelos, doquiera que se oculte un jadeo. Tu suavidad por cera, por pabilo el deseo, lo encenderé con la llama constante de la tentación de mis besos, derritiendo todo pensamiento ajeno al momento, tornando las palabras en gemidos… alcanzando juntos el cansancio de la madrugada y la calma en el subir y bajar de tus pechos…
Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y escritor.

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