El amor no es el problema

Sino las decisiones que tomamos cuando dejamos que el corazón reparta las cartas.

Lo que apesta son las decisiones que tomamos cuando confundimos las cosas y dejamos que el corazón reparta todas las cartas.

No, el amor no arruina a nadie. Lo que nos arruina son las expectativas, los vacíos no resueltos y las ilusiones que disfrazamos de amor. A veces no elegimos pareja, elegimos alivio. Elegimos compañía para no sentir soledad, intensidad para no sentir vacío, o drama para no sentir aburrimiento.

Cuando dejamos que el corazón decida sin la conciencia de la cabeza, no estamos eligiendo amor, sino refugio. Y el refugio —cuando no se comparte con conciencia— termina pareciéndose a una trampa.

De eso y más va este artículo, de las situaciones en las que culpamos al amor de aquello en lo que nosotros nos metimos por sí solos.


Enamórate de alguien que viva en tu ciudad

O si no, asegúrate de que ninguno tenga raíces demasiado profundas.
Los amores a distancia no mueren por falta de amor, sino porque tarde o temprano uno deja de tener fuerzas para acortar la distancia.

El amor necesita presencia, no solo mensajes o promesas.
Por mucho que idealicemos la conexión emocional, los vínculos se nutren de la cotidianidad: del gesto, del roce, del silencio compartido. Cuando el encuentro físico se vuelve imposible o demasiado esporádico, el vínculo termina sosteniéndose más por fantasía que por realidad.

Amar a distancia puede funcionar, pero requiere dos personas dispuestas a recortar kilómetros, no solo a extender esperas.


Enamórate de alguien emocionalmente libre

O si no, asegúrate de serlo tú, para poder irte cuando notes que no hay seguridad ni estabilidad a su lado.

Estar con alguien emocionalmente libre significa estar con una persona que no teme al vínculo, pero tampoco lo necesita para existir. Que puede compartir sin perderse, amar sin control, acompañar sin invadir.

Si estás con alguien emocionalmente dependiente, te verás forzado a sostener su vacío. Y si eres tú quien depende, terminarás confundiendo el miedo al abandono con amor.
El amor sano siempre implica libertad, incluso la de marcharse cuando la relación deja de ser recíproca.


Enamórate de alguien sin hijos si tú no los tienes

De lo contrario, será más difícil que ambos comprendan, acepten y se adapten a los ritmos y rutinas del otro.

Amar a alguien con hijos no es imposible, pero sí requiere madurez. Supone aceptar que nunca serás prioridad absoluta, que hay tiempos y afectos que ya existían antes de ti.
La incompatibilidad muchas veces no viene del amor, sino de la dificultad para entender esas dinámicas sin sentirte excluido.
No se trata de evitar esos vínculos, sino de entrar en ellos sabiendo lo que implican.


Enamórate de alguien que sepa estar solo

O si no, aprende a estarlo tú, para que el vínculo no se convierta en refugio, sino en libertad compartida con alguien que no te necesite, pero igual te elija cada día.

El amor no debe ser un salvavidas para la soledad. Cuando dos personas no saben estar solas, terminan construyendo una relación de dependencia emocional: se acompañan no por elección, sino por miedo.

El verdadero amor ocurre cuando ambos pueden sostener su propia vida y aún así deciden compartirla.
No se trata de necesitarse, sino de elegirse con libertad.


Enamórate de alguien que haya hecho las paces con su pasado

O si no, asegúrate de haberlo hecho tú, para que las heridas de antes no se conviertan en los fantasmas de ahora.

Las heridas no resueltas se cuelan en las relaciones como sombras invisibles: celos, desconfianza, hipervigilancia, necesidad de control.
Cuando no se ha sanado, el pasado se repite en el presente disfrazado de destino.

Estar en paz con la historia personal no significa olvidarla, sino entenderla y transformarla en aprendizaje. Solo desde ahí se puede amar sin proyectar.


Enamórate de alguien que sepa pedir perdón

O si no, aprende tú a no quedarte donde nadie se hace cargo del daño que causa.

El perdón no se mide en palabras, sino en actos.
Pedir perdón implica reconocer el daño sin justificarlo, sin invertir la culpa ni exigir comprensión inmediata.
Donde no hay responsabilidad afectiva, el vínculo se convierte en un terreno de heridas acumuladas y disculpas vacías.

Quien no sabe pedir perdón, no sabe reparar.
Y sin reparación, el amor se desgasta hasta volverse indiferencia.


Enamórate de alguien que tenga proyectos propios

O si no, tenlos tú, para que el amor no sea el único plan en tu vida.

Las relaciones se marchitan cuando el amor se convierte en el único centro.
Estar con alguien que tiene sueños, metas y propósitos mantiene viva la admiración y el respeto.
El amor no necesita exclusividad emocional, sino equilibrio: poder compartir sin anularse, crecer sin alejarse.

El amor no debe ser todo tu mundo, sino una parte hermosa de él.



Enamórate de alguien que tenga alineadas sus prioridades

Y en ellas estés tú, no como una obligación, sino como una elección consciente entre todo lo que también le importa.

No hay nada más desgastante que amar a alguien que vive disperso entre prioridades mal ordenadas.
Cuando una persona tiene claridad sobre lo que valora, el vínculo deja de ser inestable o incierto.
Amar también implica orden interno: saber qué lugar ocupa el otro sin tener que pelear por él.


Cierre

Al final, el amor no es el problema.
El problema es lo que permitimos que pase cuando dejamos de mirar dónde estamos parados,
cuando dejamos que el miedo decida,
y cuando confundimos el amor con cualquier cosa que nos haga sentir acompañados.

El amor no fracasa.
Fracasa la falta de conciencia, de límites y de autoconocimiento.
Porque amar bien no es cuestión de suerte, sino de madurez emocional.

🔸 Para trabajar la forma en la que estás dejando que tu corazón tome todas las decisiones, agenda una consulta individual o un proceso terapéutico personalizado aquí 👉: Consulta con Germán


Despedida

Escribo esto desde la psicología sistémica porque en ella entendemos que toda relación se sostiene entre dos historias que buscan equilibrio.
Ninguna se construye sola, pero ninguna puede sostenerse si uno de los dos deja de mirarse a sí mismo.

Si te interesa seguir explorando cómo sanar la forma en que das, pides o esperas en el amor, suscríbete a Conexión Consciente y recibe cada nueva publicación directo en tu correo.

Suscríbete ahora

🔸 Sígueme en redes: @ArkRenkoGermán Renko
🔸 Escucha mi programa XpressoDoble, donde junto a Eva exploramos la psicología del amor y las relaciones con humor, calidez y profundidad.🩶 Te recomiendo el episodio: “¿Para qué estamos en pareja?”

¡Si este texto te movió el tapete, compártelo!

Nos leemos en la próxima. ✨

Germán

No olvides también estas lecturas:

En tendencia