
Hablemos de la infidelidad
No toda traición marca el final, ni todo engaño nace de algo simple.
A veces no se trata de falta de amor, sino de otra ausencia más silenciosa: la de uno mismo.
Nos gusta pensar que las personas engañan por egoísmo, por insatisfacción o simpleza emocional. Y aunque a veces es así, otras… la historia es más compleja. Más humana. Más dolorosa.
Porque sí, hay quienes engañan por deseo, pero también hay quienes lo hacen por desesperación. Por sentirse vivos, deseados, libres. Por reencontrarse con una parte de sí que sienten perdida entre los roles que desempeñan cada día: madre, padre, proveedor, figura pública, apoyo emocional.
La infidelidad no ocurre en el vacío
Desde el enfoque sistémico, la infidelidad no es la causa de la crisis: es el síntoma. Es la forma visible de una tensión emocional más profunda. Como diría Salvador Minuchin, “la terapia sistémica no busca culpables, sino dinámicas que puedan transformarse”.
Lo que se traiciona no es siempre al otro. A veces, se traiciona el personaje que uno ha sostenido durante años… y que ya no puede sostener más.
Piensa en ese CEO con familia, reconocimiento y estabilidad. Lo ves abrazando a otra mujer en un concierto, y enseguida surgen las etiquetas: “narcisista”, “idiota”, “desagradecido”. Pero, ¿y si lo que buscaba no era otra persona… sino otra versión de sí mismo?
¿Por qué se es infiel? Las razones que nadie quiere mirar
Esther Perel, terapeuta de pareja y autora de El dilema de la pareja, desmonta una de las creencias más arraigadas: que la infidelidad siempre surge por falta de amor o por insatisfacción sexual.
A través de su trabajo clínico y cultural, Perel identifica motivos mucho más complejos, humanos y profundos, que rara vez se abordan con honestidad:
- Búsqueda de vitalidad: muchas personas no engañan para salir de la relación, sino para salir de sí mismas. Quieren sentir que aún están vivas, que pueden volver a emocionarse, a desear, a ser deseadas.
- Reconectar con una identidad perdida: a veces el amante no representa a una persona distinta, sino a una versión olvidada de uno mismo. “En el espejo del otro, no veo al otro… me veo a mí mismo más joven, más libre, más espontáneo”.
- Curiosidad y deseo de lo prohibido: no siempre hay una crisis previa. Algunas infidelidades nacen del simple hecho de cruzar una línea que da vértigo, que ofrece novedad, misterio, un “yo no sabía que esto aún me pasaba”.
- Crisis personales, no de pareja: la infidelidad puede ser una reacción a una pérdida, un duelo, una etapa de transición donde la persona se siente desconectada de su sentido, y proyecta esa crisis hacia la relación.
- Silencio emocional: muchas veces no se engaña por falta de amor, sino por falta de diálogo. Porque no se sabe cómo nombrar lo que duele, ni cómo pedir ayuda sin miedo a ser juzgado o rechazado.
Perel insiste en que una infidelidad puede ser un acto de traición… pero también puede ser un llamado de atención. No para justificar, sino para comprender.
“El engaño no siempre ocurre por lo que falta en la relación, sino por lo que falta en uno mismo.”
Con esto en mente, es más fácil entender por qué algunas personas son infieles aunque amen. Y por qué algunas parejas, lejos de romperse, se transforman después de una traición.
No es excusa. Es contexto
“Entender no es justificar.” Esa frase debería estar tatuada en la frente de toda conversación sobre infidelidad.
Comprender qué llevó a alguien a traicionar no es excusar su comportamiento, sino reconocer que hay vacíos, patrones o heridas emocionales que necesitan revisarse.
“Repetimos lo que no entendemos, hasta que duele lo suficiente como para querer transformarlo.” – Ivan Boszormenyi-Nagy
Y muchas veces, lo que duele no es solo la traición. Es el silencio que la antecedió.
La herida invisible
En consulta, recibí a una pareja luego de que ella descubriera que él le había sido infiel durante más de seis meses. La herida era profunda. Ella cayó en una crisis de ansiedad, culpa e inseguridad. Pero algo en ambos pedía no rendirse.
Durante las sesiones, emergió una verdad inesperada: él se sentía menos que ella profesionalmente. Admiraba su inteligencia y éxito, pero eso mismo lo hacía sentirse chiquito, torpe, inseguro. Tenía miedo de mostrarse vulnerable, de que ella lo viera frágil, de que dejara de amarlo si descubría sus miedos.
Y en ese silencio, la conexión emocional se fue debilitando. Hasta que un día, sin planearlo, conectó con una compañera de trabajo con la que podía ser él mismo. Una cosa llevó a la otra.
¿Justificable? No. ¿Comprensible? Sí.
Ambos decidieron quedarse y trabajar. Hicieron terapia de pareja e individual. No fue rápido ni fácil, pero lograron sanar. Reconstruyeron la confianza desde la verdad, la humildad y la disposición a crecer. Hoy siguen juntos. No por resignación… sino por transformación.
El amor necesita conciencia
Muchas parejas no se rompen por la infidelidad. Se rompen por todo lo que no hablaron antes… y por todo lo que no pudieron mirar después.
—¿Y si me hubieras dicho que te sentías menos?
—No sabía cómo. Pensé que si lo decía, ibas a dejar de verme como un hombre fuerte.
—Pero igual me dejaste sola… aunque siguieras aquí.
—Lo sé. Me fui sin irme.
—Y cuando te fuiste de verdad… fue con otra.
—Porque con ella no tenía que fingir que no tenía miedo.
Este tipo de conversaciones no ocurren el primer día de terapia. A veces, ni en la primera etapa. Pero cuando se dan, cuando ambos se atreven a hablar desde la herida y no desde el ego… algo se rompe. Para abrir paso a lo nuevo.
“Una relación disfuncional es un intento inconsciente de resolver un viejo dolor con un nuevo escenario.” – Virginia Satir
Y si no entendemos ese dolor… lo seguimos repitiendo con otras personas, en distintos cuerpos, con el mismo resultado.
✍️ Ejercicio práctico
Toma un momento. Escribe en algún lugar seguro las siguientes frases y complétalas con total honestidad:
- En mi relación actual, siento que he dejado de ser…
- Me gustaría volver a sentirme…
- Lo que no me animo a decir en voz alta es…
Puedes hacer este ejercicio en pareja, o solo. Pero hazlo desde la verdad. A veces, la transformación comienza con una frase escrita que nunca habías dicho.

🧠 Lectura recomendada
📘 “El dilema de la pareja” – Esther Perel
Una lectura indispensable para entender por qué la infidelidad no siempre tiene que ver con falta de amor, sino con una desconexión de uno mismo… y cómo se puede reconstruir, si hay voluntad real.
🔔 Para reflexionar
Y tú…
¿qué parte de ti has tenido que traicionar para sostener una relación?
Gracias por leer hasta el final.
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Nos seguimos leyendo, porque hablar de lo que incomoda también es una forma de sanar.
Germán







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