Qué es la psicología sistémica (y por qué transforma las relaciones de pareja)
Spoiler: Un enfoque terapéutico que no busca culpables, sino dinámicas.
¿Por qué mi relación se siente como un ciclo que no se rompe?
Esa es una de las preguntas más comunes que escucho en consulta. Y muchas veces, lo que está atascado no es el amor, ni la voluntad… sino la forma en que ambos están intentando relacionarse. Ahí es donde entra la psicología sistémica: un enfoque que no busca culpables, sino que nos invita a mirar los patrones que sostienen —o sabotean— el vínculo.
Como terapeuta clínico formado en este modelo, no dejo de sorprenderme por lo útil que puede ser cuando se aplica con honestidad, profundidad y sin juicios. Pero también hablo desde mi historia personal.
Lo que aprendí en carne propia
Yo mismo llegué a este enfoque buscando respuestas que no encontraba en lo individual. Estaba en una relación de convivencia de muchos años con una pareja narcisista. Repetía patrones sin darme cuenta: dependencia emocional, sentirme menos, ignorado, insuficiente… tenía que probar mi amor continuamente, sacrificarme, adaptarme al estado emocional del otro.
Hasta que, con ayuda, comprendí que esa dinámica no había nacido ahí. Era la misma que había vivido con mi madre biológica. Sin darme cuenta, mi sistema familiar me había entrenado para amar así. El problema no era solo ella, ni yo… era el sistema al que ambos estábamos siendo leales.
¿Qué es la psicología sistémica?
La psicología sistémica parte de una premisa muy sencilla, pero poderosa:
no podemos entender un problema aislando a una sola persona, sino observando cómo se relaciona con los demás.
Este enfoque nació de la terapia familiar y se ha ido adaptando a contextos individuales, de pareja y hasta organizacionales. Pero en pareja, cobra una fuerza especial: nos ayuda a mirar patrones, roles, lealtades invisibles, repeticiones inconscientes y esas dinámicas que heredamos —sin darnos cuenta— de nuestras propias familias.
Una frase lo resume así:
“La conducta de una persona tiene sentido dentro del contexto en el que ocurre.”
– Salvador Minuchin
¿Te ha pasado?
Antes de seguir, quiero hacerte unas preguntas:
- ¿Sientes que en tu relación estás cumpliendo un papel más que compartiendo un vínculo?
- ¿Notas que discuten por lo mismo aunque cambie el tema?
- ¿Te descubres repitiendo con tu pareja cosas que viviste con tus padres?
👉 Si dijiste que sí a una o más, probablemente estás viviendo dinámicas sistémicas que merecen ser vistas.
Aquí hablamos extenso de relaciones
¿Por qué funciona tan bien en terapia de pareja?
Porque no se queda en los síntomas (la discusión, el silencio, la infidelidad), sino que va al sistema. Y en ese sistema, ambos miembros de la pareja han contribuido, muchas veces sin saberlo, a crear una danza emocional que los desgasta.
La psicología sistémica no etiqueta. No dice: “el problema eres tú”. Dice: “veamos cómo están funcionando las cosas entre ustedes, y qué roles está tomando cada quien sin notarlo.”
Te comparto algunas razones por las que este enfoque transforma:
- Muestra las repeticiones. Muchas veces uno está reviviendo con su pareja lo que no resolvió con su madre, su padre o su historia de vida.
- Trabaja con lo que no se dice. Lo no verbal, los silencios, las tensiones acumuladas, los mensajes entre líneas.
- Hace visible lo invisible. Como cuando uno carga con las emociones del otro o se vuelve el “rescatador” eterno.
- No busca culpables, sino responsabilidades compartidas. Lo cual alivia… y compromete.
Recuerdo a una pareja que discutía todo el tiempo por dinero. Ella decía que él no preveía nada, él que ella era controladora. En terapia vimos que ella había crecido con escasez y él en una familia donde hablar de dinero era tabú. No discutían por dinero. Estaban discutiendo con sus miedos heredados.
El “efecto espejo y sombra”
Un concepto que uso mucho en consulta —y que comparto contigo como lector cercano— es el efecto espejo y sombra.
Las personas que más nos detonan emocionalmente no son extrañas…
Son espejos de partes nuestras que aún no hemos terminado de ver o sanar.
Algunas reflejan nuestras heridas; otras, nuestras sombras.
El enfoque sistémico ayuda justo con eso: a mirar sin miedo lo que uno proyecta, repite o sostiene… y lo que puede empezar a transformar.
Y esto apenas empieza…
Este es solo el primer vistazo a una forma distinta de entenderte en pareja (y en la vida). En las próximas entregas seguiré hablando más sobre cómo opera este enfoque, cómo reconocer tus lealtades invisibles, tus roles familiares, y qué puedes hacer para no repetir con tu pareja lo que más dolió en tu historia.
Porque cuando entendemos el sistema que habitamos… dejamos de vivir en piloto automático.
Antes de irnos…
Gracias por leerme hasta aquí. Si llegaste a este punto, probablemente estás en una etapa de tu vida donde te estás haciendo preguntas valiosas. No estás solo. Y si algo de esto resonó contigo, tal vez sea hora de echarle una nueva mirada a tu historia.
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“A veces no elegiste mal a tu pareja… elegiste desde una herida que aún no habías visto”.
Hasta la próxima,
Germán
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