
Los malos pasos – Parte II
Infidelidad vs Deslealtad.
El Gabo acuñó esta perla de sabiduría: “Hay que ser infiel, pero nunca desleal”. La lealtad, como bien se sabe, es un valor amplio y complejo. Mientras ser infiel es mantener algún tipo de relación con otra persona mientras se tiene una relación sentimental con alguien, la lealtad engloba una serie de comportamientos que varían de acuerdo a las circunstancias y la relación como son: respeto, compromiso, defensa y entrega hacia la pareja. Una vez leí esta definición: “La fidelidad tiene que ver directamente con una persona. La lealtad tiene que ver directamente con una causa. Puedes ser leal pero no fiel, porque crees en la causa pero no en la persona. Por supuesto lo ideal es ser fiel y leal”. Es decir, se puede seguir en un matrimonio porque se cree en la causa de estar al lado de una persona (los hijos, el patrimonio, los planes a largo plazo), pero no ser fiel a la persona porque no se cree que sea suficiente para saciar el total de necesidades que un ser humano desarrolla y que en un momento dado, decide buscar en otro lado por los motivos y razones que le convengan.

Una vez escribí: La lealtad es esa actitud de defensa, protección y respeto a quien se ama aunque nadie nos vea y nuestro ser amado ni se entere. Sin embargo, creo que en nuestra sociedad, la línea que divide a la deslealtad de la infidelidad es muy delgada y cuando se está en el lado acusador, simplemente no existe tal división. Cualquiera que haya estado en los zapatos del engañado puede ofrecer testimonio de eso. A propósito de eso, traeré a cuento los llamados tipos de infidelidad. Aunque en el Internet y la literatura no se ponen de acuerdo, lo mismo son cinco tipos, que diez, así que haré mi propia clasificación, aclaro que no están todas las que son y no son todas las que están, incluso algunas pueden cruzarse entre sí, pero servirán para probar un punto.
Tipos de infidelidad: casual, sexual, emocional, virtual y la última, sin nombre propio, pero que la llamaré: infidelidad intelectual. Una vez que la explique, si alguien conoce otro adjetivo mejor, me lo hace llegar para renombrarla.
No entraré en explicaciones de los primeros 4 tipos de infidelidad, suelen ser de conocimiento popular y una búsqueda ligera en Internet puede ofrecer su significado. Es la última categoría la que me interesa y mi interés al respecto es relativamente nuevo. Nuestra sociedad machista, monógama, religiosa y mercantilista, ha pretendido vendernos la idea que en algún lugar del mundo existe la media naranja, la persona perfecta capaz de satisfacer todas nuestras necesidades que como ser humano podamos tener respecto a un interés amoroso, lo cual es totalmente falso, utópico y tarde que temprano, decepcionante. Las personas están en constante desarrollo y crecimiento, sus intereses pueden ser cambiantes y las circunstancias pueden variar de golpe o de manera imperceptible, pero lo que es cierto es que algún punto de la relación, muchos se percatan que la persona a su lado no satisface algunas (o muchas) necesidades emocionales, sexuales, intelectuales y un largo etcétera. Llegado a ese descubrimiento, algunos romperán la relación y entrarán a un ciclo de buscar-encontrar-desechar parejas hasta que se conformen (o se hagan a la idea que la pareja ideal no existe) con alguna persona que llene la mayoría de los requisitos buscados. Otros recurrirán a algún tipo de infidelidad de las arriba mencionadas, quizá hasta cometan el error de terminar una relación para irse con el amante solo para toparse con que éste tampoco satisface todas sus necesidades y que además, para acabarla de amolar, carece de las que tenía la pareja anterior. Algunos afortunados entenderán que nadie es perfecto, pero el Amor ayuda a tolerar, ejem, a ignorar y minimizar los defectos de quien se ama. El meollo de esta diatriba es que aunado a las infidelidades típicas, está la infidelidad de vida y crecimiento, a la que llamo infidelidad intelectual, esa que llega de manera imperceptible porque aquello de lo que se carece al lado una pareja sentimental no es artículo de “primera necesidad”, como el sexo, el romance, el apoyo emocional o la necesidad de compañía. Como mencioné antes, las personas están en constante crecimiento, algunas más rápido que otras, o en estado más avanzado que sus parejas o simplemente, tienen diferentes parámetros de educación y cultura, gustos y pasatiempos, metas y objetivos personales. Esto es más notable en las clases altas, porque tienen más tiempo libre para dedicárselo a sí mismos (o para perderlo en crisis existenciales, como se prefiera ver), entre más se desciende en la jerarquía social, las necesidades básicas están más latentes: comer, coger, vestir, trabajar, hijos, etc. ¿se percibe hacia dónde llevo el tema?

Los bichos raros, los excéntricos, los artistas, los genios, los exitosos, los perseverantes, los dedicados, los apasionados por un pasatiempo, una vocación, un sueño, una meta, todos en conjunto, tendrán más dificultades para encontrar quien les siga el paso, alguien que esté a la altura de lo que hay en su mente, en su personalidad, tenderán a diversificarse en amigos que comparten uno u otro gusto, que puedan satisfacer alguna de sus necesidades que su pareja sentimental no puede satisfacer. El problema llegará cuando ese amigo o amiga con quien se comparte algo sea del sexo opuesto. Parece obvio, ¿no? Mientras a ningún marido le importa que su mujer se vaya a tomar un café con sus amigas para hablar de lo que se les antoje, pertenecer a un club de lectura, tejer chambritas, ejercitarse en el gimnasio o como se les ocurra pasar tiempo juntas, pero si cualquiera de esas actividades desea hacerlas con un hombre… Eso ya no le parecerá inofensivo en absoluto y sin duda, arderá Troya. Por supuesto, en la práctica tampoco a hombre alguno le agradará o dejará tranquilo que “SU mujer” se marche a tomar una copa con un amigo para hablar de libros, películas, canciones o cualquier otro tema de conversación. Como tampoco entenderá, porque se necesita madurez, seguridad y confianza en sí mismo, en la relación y en su mujer, que hay necesidades que escapan a su maletín de trucos y atenciones por ofrecer a esa mujer que tiene a su lado y que no debería de encontrar nada de malo en que su esposa tenga amigos de genero indistinto. Lo mismo aplica para las mujeres que deberían entender que sus maridos también tienen necesidades como seres humanos que no son sexuales, ni emocionales y que podrían buscar satisfacer en alguien más. Como podrían ser la necesidad de explorar a fondo temas en común y de índole específica, relacionados con el arte, el trabajo o un pasatiempo cualquiera. En teoría, se pueden tener intereses en común con cualquier persona sin importar su género. ¿Pero quién se aguanta “compartir” así a su pareja?

Así las cosas, no puedo asegurar que este tipo de infidelidad, en el que se comparte tiempo y espacio con alguien que no es la pareja sentimental sea realmente infidelidad, tampoco es deslealtad, porque en ningún momento se está faltando a la causa de la relación amorosa, pero a ojos del que acusa, se siente feo, duele, sabe a infidelidad, huele a traición y estamos jodidos todos ustedes, porque no hay manera de cambiar la percepción de infidelidad con palabras, acaso atemperarla con hechos y acciones (alejarse del amigo, cortar el lazo amistoso y afectivo, ser transparente en la relación, etc.), pero esa cosquilla nunca desaparecerá por completo, porque es instintiva la sensación de que en esa otra persona, sea hombre o mujer, posee algo que nosotros mismos no podemos proveerle a nuestra pareja y eso duele, duele siempre, duele muy adentro, esa otra persona se percibe de peligro, no hay manera de bajar las armas ante su existencia en la órbita de la relación. Porque se sabe que de la convivencia y los intereses en común al Amor solo hay un beso de por medio.
Podría extenderme más, (¡no por favor! grita el público), pero estoy seguro que es suficiente para el análisis y las conclusiones personales. Quizá tú, amigo lector, no has sido infiel en tal o cual circunstancia, pero para aquel que se siente amenazado por la cercanía de una amiga o amigo tuyo, se siente como infidelidad, y en cuestión de emociones, no importa cómo se les defina o se les explique, sino cómo se les siente. Para el que se siente desplazado, ofendido y traicionado por una circunstancia así, es un tormento del que es difícil salir ileso, lo mismo solo que acompañado. Si estás en una situación parecida, haz lo que tengas que hacer para regresarle la confianza y seguridad en sí mismo a tu compañero(a) sentimental, en su pareja y en la relación.
«Una mujer se vuelve infiel lentamente, porque se enamora de un hombre no por cómo se mira, sino por cómo la hace sentir y eso toma tiempo.»
Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y escritor.
Otras lecturas recomendadas:
Los malos pasos – Parte I
Los malos pasos – Parte III.
La era del miedo y la incertidumbre en el Amor.
Química sexual, cachondeo y otros animales salvajes.

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Lo ame desde el principio hasta el fin😘
Me pareció interesantísima la nota.
En lo personal creo que la naturaleza humana nos lleva a ser infieles. Como bien dices vamos creciendo y cambiando con el correr de los años, nuestras necesidades afectivas, espirituales y hasta fisicas cambian. Si bien el Amor debería ser quizás la fuerza que nos una a nuestra pareja también existen los otros factores que mencionas, el deseo del otro por acompañarnos en nuestro crecimiento y necesidades como así también el nuestro por comprender al otro en las suyas… Tarea difícil que muchas veces termina desgastando y mermando el amor que se cree invencible y a prueba de todo.
Lo que se siente; se siente.
La confianza es imprescindible y el respeto por el otro como ser individual.
Me encantó leerte, con mucho respeto compartiré tu nota a mis lectores que seguro la apreciarán tanto como yo.
Un placer.
Alondra
¡Ya lo encontré!, estaba en la carpeta de Spam.
Gracias por escibir, un beso.
«Apreciarán»
Querido Renko, pero ¿qué hacemos las que nos sentimos destituídas, desplazadas y rotas? Lamentablemente me he sentido de tal manera durante mucho tiempo, saber y ver que con otras conversa de diferente manera, haciendome sentir desarmada en instantes, tratando de hacer a un lado aquellos pensamientos tan míos,que me dejan hueca por dentro, por que al final de cuentas pienso, él esta conmigo…. pero el saber y sobre todo ver que puede conversar mejor con otras personas, se quedan grabadas unas duda inmensas dentro de mi, que no se que hacer con ellas…
Querida Yazmin, la respuesta a tu pregunta da para otra columna, pero como para eso todavía le falta, te daré un remedio sencillo: Amor propio y determinación para hacer lo que te hace feliz. Ojo, en ningún momento digo que cambies de pareja, sino que hagas cambios en ti, si estos provocan consecuencias favorables en el comportamiento de tu pareja saldrás ganando y si no, también.
Un besote
Gracias infinitas por tomarte el tiempo de aconsejarme.
Esperaré pacientemente tu próxima columna.
Besos y abrazos!
Reblogueó esto en Luna Olvera.
Worales Renko ya extrañaba tus letras.!! gracias.!! y si duele sentirse amenazado, es como tu escribes es algo difícil de desaparecer es como si fuera algo natural ,el sentir ese instinto de que hay una amenaza cerca.!! 😦
¡MI POETAAAAA, volviste qué ALEGRIAAAAAAA …. duele EXTRAÑARTEEEE!
Como siempre tú con tus sabias palabras que llegan a donde tiene que ser y como es….
Y si, duele mucho estar en esa situación, la he vivido, han dejado heridas y muchísisimas enseñanzas.
En eso se nos va la vida en querer llenar tantos vacíos que no se encuentran en una sola persona.
Hola Germán, no te gustó mi comentario? Solo aparece la corrección de la palabra que escribí mal 😀
Es el único comentario que llegó.
Saludos y gracias por escribir.
Wao, me encantó. Es muy cierto todo lo que dices. Sigue publicando que te extrañamos