Te tiras a mi lado de espaldas, es tu turno… lo sé, así que te quito la blusa y desabrocho tu sostén, tus ojos están cerrados y tu espalda espera expectante que mis manos estén preparadas para el contacto, las humedezco con aceite, el mismo del cual mi cuerpo se encuentra impregnado, tan solo tocarte tu cuerpo se afloja un poco, mis dedos comienzan el recorrido, tranzando líneas, acariciando y frotando por completo la superficie de tu espalda, dos tenazas frotan tu cuello, la sensación de calor y placer te relajan y pequeños toquecitos de corriente erótica se expanden por todo tu ser, trazo con mis dedos la bajada de tu columna, hasta llegar al comienzo de tus montes, donde la tela de tu pantalón detiene mi marcha, acaricio un poco por debajo de ella sin lograr mucho avance, inicio el recorrido hacia arriba y masajeando y tallando las orillas de tu espalda, rozando la piel del inicio de tus senos, escucho como tu respiración es acompasada y algunos gemidos se dejan oír cuando mis dedos presionan con suavidad e intensidad a la vez nervios, músculos y piel.

Con tu ayuda remuevo de tu cuerpo las prendas que cubren de tu cintura hacia abajo, comienzo a acariciar tus nalgas, cubriendo su exquisita redondez con ternura y cariño, mis manos van bajando hasta tus piernas y eligiendo una de ellas le caliento la piel a cada centímetro recorrido, voy clavando las puntas de mis dedos con suavidad en tu carne, provocándote placer y la sensación de que al tocar tu pierna las sensaciones recorren todo tu cuerpo, cada que gimes provocas reacciones entre mis piernas y eso me estimula a acariciarte con mas intensidad y tino, llego cuando mis dedos arriban a tus pie mi pulgar trabaja sobre el trazando semicírculos en la planta, la placentera electricidad ahora viaja hacia arriba, chicoteando tus piernas… pasando por tu centro y siendo direccionandola al resto del cuerpo, me encanta ver como tu cuerpo se encuentra a mi merced, escucho que pareces ronronear con cada caricia recibida, repito el procedimiento con la otra pierna, ha llegado la hora de regresar, empiezo a subir por ambas piernas, tomo nuevas rutas, trazo nuevos caminos para ascender por la suavidad de tu piel, voy arribando a tus muslos y me entretengo acariciando el interior de estos, se que la sensibilidad de la piel en esa parte es mayor, y así me lo confirmas con un quejido de placer, con delicadeza voy abriendo tus piernas y dejo que la sensación de mis dedos quemando tu piel te avise la ruta a seguir por ellos, mi mano frota por completo tu piel, mis dedos apuntan hacia arriba, acariciándote cada centímetro antes que la palma, como barco en alta mar mis dedos van surcando sobre tu piel y avanzan sin piedad…siempre hacia arriba… a las puertas de tu entrada, que húmeda y excitada es sorprendida por la placentera invasión de dos dedos, que sin pedir permiso y sin pena alguna te penetran con lentitud, humedeciéndose en los jugos que poco a poco conforme entran mis dedos van inundándote toda, gimes delicioso y me excita escucharte, mis dedos acarician tu interior y no paran su recorrido sino hasta que les es imposible entrar mas en ti, entonces empiezan retroceder, y casi al estar por completo fuera vuelven a entrar con una lentitud que te enloquece, mi otra mano acaricia tus montes y tus gemidos han dejado de ser discretos para convertirse en sutiles ordenes para mi caricias, volteo tu cuerpo para que estés de frente y continúo haciendo el mismo movimiento de entrada y salida de mis dos dedos, añadiendo ahora la caricia de mi pulgar sobre tu botón de placer cada que se encuentra al alcance de mi huella dactilar, con mi mano libre tomo tus pezones y los obligo a ser participes del momento, entre mis piernas alerta y firme alguien transforma tus jadeos en placer propio, conforme froto tu centro, mis dedos se mojan mas y mas y entran y salen con mas facilidad, estas tan rica que no puedo dejar de acariciarte, mis dedos ya no son suficiente para llenarte toda, quiero darte un poco mas, sin dejar de acariciar tu botón de feminidad me acomodo entre tus piernas, no has abierto los ojos, y no sabes que he cambiado mi posición quiero sorprenderte, escucharte cuando sientas mi carne penetrando la tuya, retiro mis dedos por completo y aprovecho su humedad para humedecer mi lanza, la acerco a tu entrada y sin miramientos de ningún tipo la hundo por completo en tu morada, ah que hermoso es escuchar tu grito de sorpresa y elevado placer, coloco tus piernas abiertas sobre mis manos y mi lanza retoma el trabajo de mis dedos, entrando donde estos no pudieron y llenando con fuerza los espacios que ellos no cubrieron, se que te encuentras cerca del orgasmo y por lo mismo trato de retrasarlo con movimientos de mi cintura, es tarde mi intento, tu cuerpo se contrae, y los gritos han desaparecido cediendo lugar solo a jadeos y murmullos, siento como me aprietan tus músculos internos y como tu humedad se incrementa, estoy duro y muy excitado, ansioso por alcanzarte en el éxtasis me hundo en ti con mayor rapidez y en instantes estoy dándote alcance, estallo con fuerza en tu interior dejando escapar un grito de placer en cada explosión líquida.

Tardamos rato en recuperar el aliento, sobre ti descansa un poco el peso de mi cuerpo, el resto es sostenido por mis antebrazos, nuestros labios secos los humedecemos a besos.

Germán Renko @ArkRenko
Psicólogo y terapeuta de parejas.

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“Con las Alas en Llamas”
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5 respuestas a «Ahora es tu turno»

  1. Avatar de Leonor/ @casiopea78
    Leonor/ @casiopea78

    Letras que se transforman en imágenes claras para mi cerebro, e inevitablemente explotan en sensaciones por toda mi piel! Es un deleite leerte, pues tienes el morbo y la delicadeza en perfecto equilibrio…

    1. Me gusta esa idea: «el morbo y la delicadeza en perfecto equilibrio». Gracias por concederme el tiempo de tus ojos para mis letras. Un beso dulce.

  2. Encantador,es un placer leerte

  3. No me canso de leerte simplemente me encanta

  4. ay por dios….. lo describiste perfecto.

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